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España España · Oviedo
Voto de babayu:
1
Thriller. Intriga El doctor Jack Gramm (Al Pacino), profesor universitario y psiquiatra forense del FBI, recibe una amenaza de muerte en la que le dan sólo 88 minutos de vida. Todo parece estar relacionado con John Forster (McDonough), un asesino en serie de mujeres, a cuya condena contribuyó Gramm años antes. (FILMAFFINITY)
29 de agosto de 2010
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vaya por Dios; yo que pensaba que iba a ver una peli de psicópatas y me encuentro con una de las más descacharrantes comedias de la historia. Hombre, el "Tic, tac, Doc" que amenazaba como frase promocional de la cosa evidenciaba que uno no se podría tomar en serio lo que se vería en pantalla, pero es que no tengo palabras para describir el estupor con el que me he quedado al finalizar la hora y tres cuartos que dura esta basurilla.
Jon Avnet, cuya carrera en el cine se resume en una peli de calidad aceptable, Tomates verdes fritos, y media docena de productos vulgares, dirige (supuestamente) un guión perpetrado por Gary Scott Thompson (que se debió de fumar todas las sesiones del taller de escritura de su barrio), y protagonizado por Al Pacino, que encarna a un psiquiatra forense, Jack Gramm, especializado en cazar asesinos en serie y que arrastra, como no, un alma torturada por los fantasmas del pasado. A este tipo le acosa el psicópata de turno, que le dice que le quedan 88 minutos de vida, y partiendo de esta premisa se desarrolla todo el mondongo. Esto, que no es de una originalidad epatante, podría, sin embargo, devenir en un thriller aceptable, si hubiera caído en las manos adecuadas. Lo malo es que eso no ha pasado, y asistimos a uno de los mayores cúmulos de despropósitos, del que es difícil entresacar alguna escena que no esté mal escrita, mal dirigida o mal interpretada.
Justicia divina sería que todos y cada uno de los personajes que pululan por la trama sufrieran 88 eternidades de insufribles dolores, pero como esto no es el juicio final, pues va a ser que no se llevarán su merecido.
Destacaría el trabajo de Al Pacino, empeñado en los últimos ocho años (desde Insomnia) en emborronar su carrera con bodrios intragables, absolutamente increíble, a sus destartalados 67 tacos, como esa especie de pseudo agente del FBI-psiquiatra seductor de un montón de tías cañón que aparecen por doquier a lo largo de la peli (hay muchísimas, y uno se lía con todas ellas), cuando lo lógico más bien es sentir grima ante su apariencia semicadavérica que porta un peinado cardado alucinante. El resto del elenco oscila entre lo malo y lo peor, especialmente Leelee Sobieski que atraviesa todos los límites de la iniquidad.
El argumento es un chiste, de principio a fin, plagado de barbaridades insostenibles, por lo que he de reconocer que me he reído a mandíbula suelta. Lástima que eso no fuera la intención de sus ¿responsables?.
babayu
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