Enlazo someramente con las estupendas ideas que tanto Chago 77 o AkoIDIOT esbozan. Vals con Bahir es una propuesta altamente interesante y arriesgada, pero que por su dimensión documental suscita inevitablemente una controversia entre forma y fondo. Como película de animación es toda una obra maestra por muchos motivos: el primero de ellos su dimensión genérica fronteriza, el segundo la mostración de una crudeza velada por la poesía de las imágenes y la sabia elección de la banda sonora (que combina a Bach y Strauss con brillantes temas de Richter), el tercero por su estructura concéntrica en pos de la memoria y sus inolvidables escenas, y el cuarto por el marcado tono antiépico del film, una historia donde no se habla de guerra sino de la vulgaridad, la debilidad de sus protagonistas. Todo esto haría de Vals con Bashir una de las mejores películas de los últimos años, si no fuera por las dudas éticas que tapa detrás de la forma.
Ok, un film estéticamente notable, pero ¿por qué el director recurre a una forma ficcionalizante como es la animación, por qué Bach suena cuando el niño es cosido a balazos, qué demonios pinta la tía en bolas que sale del mar, por qué se oculta la responsabilidad moral del pueblo israelí en las matanzas de Líbano, por qué se simplifica esta matanza bajo la insignia de los falangistas cristianos? Y es ahí donde el espectador con memoria se repliega. ¿De qué sirve la búsqueda de la verdad si después todo se hermosea, se trastueca, se simplifica en un "estuvimos allí, pero no fuimos nosotros"? Solo por eso no soy capaz de ponerle mejor puntuación a un film realmente extraordinario.