"Trouble with the curve" ofrece un visionado defraudante para cualquiera que espere un cine de esmerada factura visual o de un guión realmente significativo.

Empecemos por las concesiones. Sí, Clint actúa con su habitual solidez y su monólogo frente a la tumba en versión original es de quitarse el sombrero. Sí, hay chistes, "single lines" que provocan la sonrisa. Sí, habrá quien, al sentirse identificado ("lector-alondra" que dijera Cortázar) disfrutará del film, pensando en la relación con su papá o con su hijo o hija. Y sí, el fondo de la historia, en su contraste con "Moneyball", prometía, pero, como en 1,2,3: "hasta aquí puedo leer".

¿Es la película es buena? No. Estamos ante un film plano, sentimentaloide, blandito como una cinta de Antena 3 domingo a las cuatro de la tarde (disculpa Antena 3). Una verdadera meseta, línea plana, convencional para Clint-adictos. Quien vaya al cine para disfrutar de sus actores o quien vaya al cine para que le cuenten "historias" (no para le cuentes una imagen fílmica perdurable) lo pasará por alto. Si esperas algo más del cine, olvídate de esta cinta.

La lista de desmaños es prolija. Vayan algunos ejemplos. El romance entre Timberlake y Amy (cuya actuación es ridículamente baja para sus estándares) es de una pobreza sonrojante. El nivel de actuación bajísimo. El fondo sobre béisbol, lamentable. La banda sonora, sacada de la fotocopiadora (solo le falta la concurrencia de Taylor Swift para terminar de ser vergonzante). La historia de "peanut guy" propio de una épica palomitera. Y del malo de la peli, no hablo porque no uso de tirar CV a la basura. Si a esto sumamos un escaso cuidado por los planos, ya tenemos el "pack" completo para el despropósito.

A menos que seas un devoto enceguecido de Clint, de historias de padres e hijas, o alguien que cualquier historia de béisbol por amor al guante, no pierdas el tiempo. Esta cinta tiene problemas y no solo con las curvas.