Si El Gran Wyoming es el guapo y Santiago Segura es el feo, yo soy el raro. Y lo digo, más que nada, en base a la nota media, un 5 ramplón, que ahora tiene la obrita, no por sus críticas.
MUERTOS DE RISA es, llevado al paroxismo, la historia que tantas veces hemos oído de no sé qué cómicos. A saber: Millán no puede con Josema y la raya no aguanta a la cruz. Además, es una estupenda ocasión de disfrutar con un binomio que, a diferencia de lo que ocurre en la película, ensambla a la perfección. Que detrás de Bruno y detrás de Nino se ocultan de maravilla los aspectos menos atractivos de los actores que les dan vida.
Me encanta MUERTOS DE RISA, y me encanta la idea. Y me encanta lo que ha de significar esa impunidad: la que se deriva del hecho de darle un guantazo a tu cruz, o a tu raya, sin más preocupación que la de que le caiga en gracia al pueblo soberano.