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España España · K-PAX
Voto de PROT:
10
Aventuras. Drama Superproducción sobre la historia bíblica de Barrabás, el criminal que fue indultado por Poncio Pilatos en lugar de Jesucristo. Su libertad significó, pues, la crucifixión del nazareno, hecho que lo atormentó durante el resto de su agitada vida, en la que antes fue preso y obligado a trabajar cómo esclavo en las minas de azufre para después convertirse en gladiador en Roma hasta por fin ser hombre libre y enfrentarse nuevamente a la muerte. (FILMAFFINITY) [+]
14 de abril de 2009
31 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
Qué sucedió exactamente con Barrabás, nadie lo sabe. Es significativo, incluso, que existan partidarios de la teoría que defiende que Barrabás y Jesús de Nazaret fueron la misma persona.
Richard Fleischer, épico y aventurero, echa mano para su BARRABÁS de la novela de Pär Fabien Lagerkvist, ganador del Premio Nobel de Literatura en 1951. Lagerkvist, de honda tradición religiosa, centra buena parte de su obra, como un Zaratustra del Siglo XX, en la cuestión del bien y el mal. En el escrito que sirve de soporte a la cinta de 1962, afrontando la citada dicotomía a través de los ojos del que quizá sea el más famoso bandido de las Sagradas Escrituras, parte de la idea de que nadie sabe lo que sucedió exactamente con Barrabás para ofrecer su particular y condescendiente visión.
Lo fantástico de la película de Fleischer, a mi juicio, es la transformación que se produce en el que acabó siendo, también a mi juicio, el primer templario de la historia universal. Barrabás, o Anthony Quinn, espléndido como él solo, pasa de una incertidumbre primera y pueril, en los días en los que la muerte de Jesús le permitió salvar su vida, a un definitivo impulso postrero que le lleva a participar en el incendio de Roma en la creencia de que son los cristianos los que están perpetrando la triste acción.
Al pobre Barrabás, duro de mollera y cerril, y exonerado de su estigma original por la pluma del sueco Lagerkvist, sólo le basta la muerte para comprender al fin el mensaje de Jesús y la profunda diferencia que separa al bien del mal.
Formidable -como decía- Anthony Quinn, memorable el gran Gasmann -que fue por cierto y a menudo muy criticado por su ateísmo- interpretando al cristianísimo Sahek, inmenso Jack Palance como malvado gladiador y preciosa la Mangano, a la que encuentro insoslayablemente idéntica a la Laura Pausini de nuestra época.
PROT
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