Phillip G. Atwell debuta de forma muy poco esperanzadora en el mundo de la realización cinematográfica con este torpe thriller de acción, muy poco original y excesivamente desaprovechado. Atwell no tiene perdón, ya que podía haber realizado una película bastante entretenida habida cuenta de que disponía de un maestro en artes marciales como Jet Li y un auténtico fenómeno del actual cine de acción como Statham. Sin embargo o bien sus directores de casting (nada más y nada menos que tres) no le han asesorado bien o este tipo no sabe de qué va esto, porque lograr una película aceptablemente taquillera en una ópera prima es casi garantía de que volverás a trabajar en la industria del séptimo arte. Pero claro, los guionistas también son noveles y han pagado su inexperiencia con una trama que no sabe explotar en absoluto lo mejor de Statham (actor que gusta cuando trata de imitar a Bruce Willis en chulería y chascarrillos pero no le pidas más) ni lo mejor de Jet Li, que no es, ni mucho menos, la interpretación, pues su rigidez facial es superior a la de Orlando Bloom. El caso es que hemos vuelto a ver una vuelta de tuerca de aquella famosa película de Akira Kurosawa, cuya mejor versión la llevó a cabo Sergio Leone, utilizando al gran Clint Eastwood para el rol que aquí trataba de desempeñar Li (todo un despropósito). Si al menos los combates hubieran estado bien, nos habríamos divertido un rato, pero tampoco han sabido lucir a los protagonistas en este menester, con coreografías poco originales, lentas y con una mala sucesión de planos que hacía perder detalle de las mismas. En fin, difícil futuro le veo al señor Atwell en esto del cine, a menos, claro está, que recaude mucho dinero en Asia por el mero hecho de contar con Jet Li, todo un ídolo en dicho continente.