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España España · Barcelona
Voto de Bocanegra:
9
Comedia. Terror. Romance Una comedia romántica... con zombies. La vida de Shaun (Simon Pegg) es un callejón sin salida. Se pasa la vida en la taberna local, "The Winchester", con su íntimo amigo Ed (Nick Frost), discute con su madre y descuida a su novia, Liz (Kate Ashfield). Cuando Liz le deja plantado, Shaun decide, finalmente, poner su vida en orden: tiene que reconquistar el corazón de su novia, mejorar las relaciones con su madre y enfrentarse a las ... [+]
11 de diciembre de 2021
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya desde su título, Shaun of the dead, supone un guiño cómplice al Dawn of the dead, de George A. Romero, a esos 'zombis' que combatían zombis. Crítica soterrada a la sociedad de consumo, cambiando el centro comercial de aquélla, por el más autóctono reducto del ocio inglés, el pub. Aquí, el pub y la PlayStation erigidos como suminitradores de emociones para sobrellevar unas vidas adocenadas, unos trabajos alienantes. Todo desde la comedia. Negra. Porque, ante todo, aquí los zombis son una excusa (si no lo son siempre).
Zombies party es una comedia romántica, muy british (más comedia que romántica), con quirúrgicas y certeras pinceladas dramáticas, con apocalipsis zombi de fondo, sobre el crecimiento personal y la maduración. Y maduración sin pasarse (no haremos spoilers).

Simon Pegg y Edgar Wright, en ésta, la entrega inaugural de la llamada Trilogía del Cornetto, firman un guión modélico, plagado de gags inspiradísimos: el zombi haciéndoles el coro desde la penumbra; el zapeo en el que todos los canales parecen referirse a la invasión, partidos de fútbol y documentales de animales, incluidos; los dos amigos discutiendo qué discos pueden lanzar como armas arrojadizas y cuales indultar; el grupo simulando ser muertos vivientes tras una acelerada clase de interpretación; la piñata al zombi a ritmo de Queen; la camarilla dando instrucciones al portador del rifle, en el pub, como si estuviesen jugando a la Play en vivo; el encuentro de los dos comandos, con todos sus integrantes duplicados en sosias (siendo todos, en la vida real, reputados cómicos británicos, tienen un lugar especial en mi corazòn, Lucy Davis y Martin Freeman, artífices de la eterna (casi) tensión sexual no resuelta que nos tuvo en vilo en la mítica The Office); los gags del epílogo: del humor amarillo al cobertizo game room, con sorpresa final...Y tantos más...

Edgar Wright, a los mandos, muestra una gran variedad de recursos: de la ráfaga, picadísima, de planos, en los diversos planes para rescatar a la madre, a esos dos planos-secuencia, casi idénticos, antes y después de la invasión, con nuestro protagonista siendo incapaz de percibir la diferencia. Hasta tal punto resultan intercambiables seres de ultratumba y humanos alienados, parece querernos decir.

Shaun of the dead es una obra pop, de género, multirreferencial, donde caben de Carpenter a Raimi, pasando por el Peter Jackson de Braindead o el Landis de Un hombre lobo americano en Londres, pero quisiera quedarme con las referencias evidentes alejadas del género fantástico: del western de encierro y asedio, con Río Bravo a la cabeza (el pub no puede llamarse Winchester en vano), al homenaje a Reservoir dogs, cuando se apuntan unos a otros con sacacorchos y botellas rotas, variando el icónico "deja de apuntar a mi padre" por el "deja de apuntar a mi madre", ataviados los dos antagonistas, claramente, uno del Christopher Walken de El cazador y el otro del Dustin Hoffman de Perros de paja, siendo este último el desatascador dramático de la subtrama, en la escena siguiente, con ese gatillazo que deja las cartas, que por convención social escondemos, al fin sobre la mesa.
Bocanegra
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