Su mejor y única baza a la hora de hacer humor consiste en repetir dos o tres veces la misma frase en un mismo diálogo exagerando lo máximo posible el timbre y el tono de voz. Expresividad, dirán. Y son siempre estupideces reiteradas en un planteamiento obvio, o bien completamente absurdo. Así, poco a poco, se va rellenando metraje.

El vocabulario soez y los insultos están empleados sin gracia, ingenio ni encanto, hasta en las situaciones más inocentes esas salidas de tono se ven patéticas y exageradísimas, nadie con dos dedos de frente se puede creer nada de lo que ocurre aquí, pero esta última impresión es una consecuencia directa de lo primero: si algo vale la pena, más o menos se puede perdonar o pasar por alto casi todo, pero como no es el caso, todos los defectos salen a relucir por sí solos.

En general, el transcurso de la película es muy estúpido. No sé si esto es lo que se entiende ahí como humor a lo bestia, como algo guay, pero yo no sé por qué, pero la encontré triste y deprimente. Resumiendo, salen tres haciendo de adolescentes bobos, dos de policías retrasados y Emma Stone.