Tras la materialización de lo que es un comienzo oportuno, la película enseguida deja claras varias realidades; que su naturaleza televisiva, lleva inherente la ausencia de cualquier detalle que se pueda asociar con la calidad y con un desarrollo interesante, -es algo que se concluye por la más simple de las correlaciones. (...) Una auténtica lástima, pues la idea es más que decente, y podía lugar a un auténtica película con mayúsculas, memorable por sus tristes y profundos gestos, y por sus sombríos parajes capaces de evadir al espectador a una atmósfera que cree una sensación de extraño aislamiento y evasión, pero a la vez generando suma simpatía. Una película memorable.

Sin embargo nada más lejos que eso. (...) Lo que tenemos aquí es casi una antítesis de ese comienzo franco y frío, sostenido recipiente de calidad, que sorprende por la constante reiteración de torpeza que presenta a cada paso, que tratándose de una película así, a priori tan cautivadora, resulta abrumador y desconcertante. Un soporífero e irrisorio telefilme más con unas interpretaciones de risa. Aunque gran parte de la culpa de ello la tenga el doblaje.