Falsaria y tendenciosa. El problema no se encuentra tanto en la falta de realismo a la hora de retratar ambientes, personajes y situaciones, sino en el tono que adopta para zanjar problemas, sirviéndose de un didactismo infantil que irrita bastante. Lo suficientemente mala para que dentro de su buenismo en ocasiones hasta resulte amena, lo echa todo por tierra con un desenlace arbitrario y manipulador, dejando el resultado final en un spot disfrazado de ejercicio artístico.

Su visión de la inmigración es tan flower power, que deja las puertas abiertas a cualquier intento de crítica, por muy sesgada y carente de argumentos que esta pueda ser. Si la intención era exponer un ideario socio-político, ha sido una manera efectiva de autosabotearse. Si las actuaciones de Juan Diego (aunque le hubiera preferido más divertido) y de Lolita se salvan, los chavales me parecen repelentes, tratándose de personajes poco elaborados que se comportan de un modo o de otro por exigencias de un guión descaradamente oportunista.