De esta moraleja se sirve el filme para lograr proseguir adelante sin perder el buen rumbo, el del cine inteligente, divertido, el de una comedia negra que se ríe de la degradación y de los prejuicios, de esos que son denominados "gente corriente". Me ha recordado a la brillante 'Cheap Trills' (2013) cuya naturaleza corrosiva, hiriente sarcasmo y toneladas de frivolidad han servido para sacar de una premisa sencilla, lo que seguramente pasará a ser uno de los clásicos del siglo XXI, gestado como un largometraje cine independiente y un delicioso y amargo bocado, sin lugar a dudas. Esta no llega a su (gran) nivel, aunque comparten cosas en común, género, modales y puntuación en Filmaffinity, pero va por el buen camino, a pesar de que no deja de ser un bizarro filme de terror, cercano a la autoparodia, con un giro de tuerca. No obstante los humoristas hacen bien su labor, haciendo ridículos a los personajes adolescentes estereotipados hasta perderse por competo todo el rigor y sentido común que una premisa así podía presentar, pero es que en algunos momentos resulta demasiado excesivo (y predecible). La película es simpática, y para poder sacarle todo el valor hay que fijarse en los dos grandullones, buenazos como ellos solos, con un gran corazón, nada ofensivos, pero que impondrían practicamente a cualquiera que no les conozca. Sus aventuras presentan un clamor optimista y retrata por los suelos la frivolidad despampanante y descerebrada del elenco juvenil, como disfrutando y regodeándose de sus progresivas muertes. ¿pero por qué no puede haber población rural tan maja y entrañable y una Katrina Bowden sesuda que sepa mirar a trasluzy a través del envoltorio? Buen mensaje, buenas intenciones.