Lo que más me ha gustado ha sido la perversidad de Stellan Skarsgard, sus retorcidos argumentos y las muestras de su carisma, como cuando pierde los papeles ante sus extorsionadores y ante banqueros, cuando se hace el loco ante la chica tras 'ayudarla' con un trabajo, o cuando improvisa sobre la marcha acerca de colegios pretenciosos. Una actuación buena y divertida.

La 'resurrección' final sobra (de hecho creo que fue eso lo que me dejó con el mal sabor), pero contra todo pronóstico la película logra generar ambiente de inquietud. Tras un primer tercio descafeinado luego te lo pasas bien, en realidad esos pobres desgraciados montaron todo esto porque necesitaban liquidez urgente para pagar un préstamo, pero las circunstancias apretaron y no salió bien.