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Voto de El Extranjero :
5
Thriller. Drama Verano de 1978. Ignacio Cañas (Marcos Ruiz) es un estudiante de 17 años introvertido y algo inadaptado que vive en Girona. Al conocer al Zarco (Chechu Salgado) y a Tere (Begoña Vargas), dos jóvenes delincuentes del barrio chino de la ciudad, se ve inmerso en una carrera imparable de hurtos, robos y atracos. Es la historia en la que Nacho se hace mayor, cruzando la línea que hay entre el bien y el mal, entre la justicia y la ... [+]
24 de noviembre de 2021
11 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
La ficción se empeña en saturarnos con la misma historia del amor imposible, narrándola de todas las formas imaginables. Da igual la manera, el sabor siempre tiene que ser el mismo, a tragedia pasada que nunca se olvida, a sensación de impotencia, que el destino se conjura para preparar el camino para la desgracia. Cuando la frase que cito en mi título, pronunciada casi al final de la película, sirve de estupenda réplica a tanto lloro.

Pero aquí la cosa comienza de otro modo, y los acontecimientos narrados son únicamente posibles debido a la inocencia del protagonista, que aparte de quedarse prendado de una chica que da palos, de paso no desaprovecha la oportunidad de jugar a los quinquis con la tranquilidad de quien dispone de techo y víveres paternales a modo de comodín. Que sí, tiran más tetas que dos carretas, eso ya lo sabemos, pero al verse integrado pues vio que aquello era más entretenido que su vida anterior, pero percibimos que cuando se atrevió a cruzar la línea de verdad (disparar a los policías) era porque la chica de sus sueños estaba ahí.

Por otro lado estos delincuentes (muy buenas interpretaciones, la voz rota y el llano y seco carisma de Chechu Salgado para mi lo mejor, la chica tiene la llama de lo femenino pero para mi ahí se queda, los que me gustaron también fueron los policías, tanto el perspicaz como el que va de sobrado) dan la sensación de pertenecer a Misioneras de la Caridad por el buen fondo que tienen, y por lo buenos, nobles, generosos y amables que pueden llegar a ser. Tal y como 'reclutan' al Gafitas no me resulta muy creíble, ¿de verdad que tanto le necesitaban en ese supuesto plan de robar al de los recreativos? Bueno, puede que los hubiera también así, chorizos pero de buen corazón, cayendo en esa contradicción tan sugerente y mitificadora, pero siento que estoy de acuerdo con el usuario que dice que este 'homenaje' ablanda los elementos que se manejaban en el cine quinqui de los ochenta. Que sí que la idea está bien para entretenernos pero es que hay escenas que le hacen sentir a uno incómodo porque es que no se las cree o porque el chico es demasiado pardillo en el principio y ver como se expone ante ellos y no le hacen nada y lo terminan aceptando no termina de cuadrar.

Es entretenida y hace ver que los chicos desarrollan un instinto para robar hasta el punto de que lo hagan hasta sobre la marcha (bueno, así supungo que es como serán todos), cuando no lo tenían planeado, como por ejemplo, cuando le iban a vender todas las pastillas a unos hippies alemanes, paran a repostar y al tío se le ocurre atracar la gasolinera por pura improvisación.

El episodio con la prostituta (con el que no se nos aclara si llegó a hacer algo, aunque se nos da a entender que sí) también lo veo absurdo, que sí, chaval que puedes estar enamoradísimo pero yo tardaría medio segundo en sucumbir ante los encantos de semejante belleza, aún sintiéndome atraído por otra mujer. Tampoco es cuestión de edad o de experiencia, a mi parecer.

Respecto al tema de las drogas, la acción se sitúa estratégicamente a las puertas de la irrupción de la heroína porque de otro modo la historia a contar tendría que recorrer unos caminos condicionados por la aspereza y la deshumanización, no tendría el aspecto de enérgica aventura que tiene y atraería a un sector de público mucho más reducido.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
El Extranjero
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