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Voto de El Extranjero :
1
8,2
8.858
Drama
Cabiria es una prostituta que ejerce como tal en uno de los barrios más pobres de Roma. Sueña, sin embargo, con encontrar el amor verdadero, un hombre que la aparte de la calle y a quien pueda entregarse en cuerpo y alma. Su bondad y su ingenuidad la convierten en víctima propicia de sucesivos vividores que se aprovechan de ella, le roban y la golpean. A pesar de sus fracasos, recobra la esperanza una y otra vez. (FILMAFFINITY)
12 de febrero de 2022
8 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sé muy bien la película que han visto los demás, pero yo he presenciado un tostón infumable sobre una fulana vociferante, brusca, vulgar y lo que es peor, profundamente lerda, que a los veinte minutos ya me ha puesto la cabeza como un bombo con sus alaridos. En una feria gitana se respira más paz y armonía. Ya hay que estar salido para aguantar a una tiparraca así, pero lo más gracioso es que encima la tía cobra y luego se nos revela que tiene un patrimonio con el que más de uno ni doblando el lomo dieciséis horas al día podría siquiera llegar a soñar. En fin, cosas del neorrealismo italiano. Y respecto a la prostitución, te dicen que es puta, pero podría ser cajera o reponedora y no se notaría la diferencia.
Los personajes que van desfilando demuestran que no saben ser ni ricos (véase al actorucho que nada en la abundancia, un pordiosero que solo tiene eso, dinero) ni pobres, pues exhiben una mentalidad mezquina y menesterosa, cuyos valores empiezan, pasan y terminan por aparentar ser o tener algo más que el prójimo, ejerciendo la humillación pública con el que se queda rezagado para que nadie repare en sus propias miserias. Lo que viene a ser un espectáculo de altura, por decir algo. Habitualmente los que han conocido la prosperidad y por culpa de una serie de errores la han perdido, suelen adquirir con el paso del tiempo cierta lucidez que los haga comprender los motivos de su fracaso, y la narración de su historia, dar pie al espectador para la reflexión. No es el caso de esta película, en el que podemos ver a una prostituta venida a menos sentirse orgullosa que tiene un amigo que le regala bombones enfatizando que solo tiene ese gesto con ella y con nadie más. Porque ante todo sentirse especial es lo más importante, que nadie te venga a quitar la ilusión.
Los personajes que van desfilando demuestran que no saben ser ni ricos (véase al actorucho que nada en la abundancia, un pordiosero que solo tiene eso, dinero) ni pobres, pues exhiben una mentalidad mezquina y menesterosa, cuyos valores empiezan, pasan y terminan por aparentar ser o tener algo más que el prójimo, ejerciendo la humillación pública con el que se queda rezagado para que nadie repare en sus propias miserias. Lo que viene a ser un espectáculo de altura, por decir algo. Habitualmente los que han conocido la prosperidad y por culpa de una serie de errores la han perdido, suelen adquirir con el paso del tiempo cierta lucidez que los haga comprender los motivos de su fracaso, y la narración de su historia, dar pie al espectador para la reflexión. No es el caso de esta película, en el que podemos ver a una prostituta venida a menos sentirse orgullosa que tiene un amigo que le regala bombones enfatizando que solo tiene ese gesto con ella y con nadie más. Porque ante todo sentirse especial es lo más importante, que nadie te venga a quitar la ilusión.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
La estupidez o mejor dicho la indigencia interior siempre acaba saliendo a la luz, y vemos como cuando creía que había encontrado la estabilidad tan añorada se mostraba constantemente insegura, pues no se sentía merecedora de ello (era consciente de su nula valía) y no paraba de calentar la cabeza al prometido con sus miedos, haciendo el ridículo cada vez que abría la boca. ¿De verdad que alguien mentalmente sano y sin intenciones oscuras como por ejemplo usted, querido lector, podría enamorarse de una persona así? Siendo ella como es, ¿le puede ir bien en algún aspecto de la vida? Una persona así aunque tuviera una pareja ideal echaría a perder la relación en dos telediarios. Pero reflejar estas cuestiones parece que le queda grande al reputado realizador, que pone empeño en retratar la miseria con una obsesión enfermiza, que solo puede ser disfrutada por algún burgués inconsciente que simpatice con el espectáculo de ínfulas circenses o con el teatro absurdo. Esta película rezuma en cada fotograma que ser pobre implica necesariamente tener una mentalidad rastrera y de mendigo. Digo esto porque no hay ni un solo personaje sensato en toda la película, todos van acelerados de un lado a otro, armando el mayor estruendo posible, se comunican a gritos en un arrebatado estado de exaltación constante y solo dicen gilipolleces.
Y el final, en vez de apostar por que el personaje haga algún tipo de autocrítica, la exime de toda responsabilidad sobre su propia vida y lanza el mensaje de que cuando la vida te la mete por el culo una y otra vez por gilipollas, es mejor seguir cerrando los ojos y hacer como si no pasase nada. Porque ella no tiene la culpa de meterse en situaciones que la llevan a la desgracia porque no tiene quién la quiera, ¿no es así?
Y el final, en vez de apostar por que el personaje haga algún tipo de autocrítica, la exime de toda responsabilidad sobre su propia vida y lanza el mensaje de que cuando la vida te la mete por el culo una y otra vez por gilipollas, es mejor seguir cerrando los ojos y hacer como si no pasase nada. Porque ella no tiene la culpa de meterse en situaciones que la llevan a la desgracia porque no tiene quién la quiera, ¿no es así?