Aunque en España «The Little Foxes» se tradujera, de una manera interesante, por «La loba» no podemos perder de vista que en realidad esta película no va solo de una mujer mala sino de muchas más personas sin escrúpulos. Pero, claro, una cinta que se llame así, «Los zorritos», o incluso «Los zorros», no tiene tanta pegada como un eficaz y cortante «La loba».

Ella es Bette Davis, que está muy bien, pero de la que voy a comentar algo que me viene ahora mismo a la mente y nunca he dicho: esta actriz ¿no ha hecho siempre el mismo papel? Hoy se habla de actores encasillados pero si echamos la vista atrás nos daremos cuenta de que muchos intérpretes clásicos, por muy buenos que hayan sido, han repetido un mismo personaje con algunas variantes. En el caso de la Davis, se mueve como pez en el agua con personajes desabridos, duros, altivos y chulescos, así que esta Loba viene a ser así, con la variante de que su Regina Giddens vive a principios de siglo en una rica familia norteamericana que quiere ser aún más rica. Es ahí cuando vienen los problemas.

A «La loba» se la pueda tachar de exagerada por plantear unos personajes, los tres hermanos protagonistas en especial, como figuras poco trazadas y esquemáticas de las que solo nos cuentan que son empresarios, ricos, ambiciosos y sin escrúpulos, sin matices ni argumentación ideológica, lo que hubiera sido la mar de interesante; es decir, que se hubiera añadido un debate en torno a las ideas liberales, empresariales, económicas, o incluso emocionales, para entender cómo son, por qué hacen lo que hacen. Estos tres hermanos ¿son así de forma natural?, ¿es por sus ideas? ¿El capitalismo les impulsa a ello?

Si fuese esto último sería raro, porque realmente aquí todo el mundo es capitalista, así que tiene que haber algo más. Y si, con todo, esa es la intención, con más motivo hay que razonarla para mostrar una relación exacta, o probable, entre un sistema económico y la moralidad.

A pesar de todo lo dicho, a mí «La loba» me ha mantenido enganchada. Buenas interpretaciones, una buena dirección de Billy Wyler, tensión propia de thriller y una visión descorazonadora del liberalismo económico más despiadado. Por cierto que el periodista es un caradura tremendo por muchas lecciones que vaya dando por ahí.

Aceptable.