Y eso que Gene Hackman no tiene mucho aspecto de bebé, a decir verdad. Este hombre se come lo que le echen, ya sea drama, comedia o cualquier otra cosa. En «Una jaula de grillos» se nos transforma hasta en mujer, aunque siga siendo un senador en lucha constante con la amoralidad y adicto a los caramelos. Que genio.

Su personaje, quizá como todos nosotros, se ve metido de repente en esta auténtica jaula de grillos de lo más simpáticos, nada discretos y encima ruidosos. Pero siendo tan honrados y con corazones tan nobles, ¿qué importa el sexo? El talante conservador de Kevin Keeley se retrata con gracia y con mucha amabilidad, con la justicia del equilibrio, sin caer en críticas groseras o manipuladoras. Además, es uno de los personajes más divertidos y sus apariciones son casi risa asegurada.

Aunque, bueno, personajes divertidos hay varios. Destaca por méritos propios el «mayordomo» Agador (Hank Azaria), loca entre las locas, y, cómo no, el propio Albert (Nathan Lane), madre entre las madres, con imitación de John Wayne incluida de lo más ingeniosa.

Curiosamente, la trama decae cuando verdaderamente empieza la historia y se encuentran las dos familias, lo que resulta una pena por el buen ritmo que tenía la película. Con todo, entretiene bastante, y el mensaje de fraternidad y tolerancia es una buena llamada de atención.

En general, simpatiquísima.