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Voto de Kaori:
4
4,9
16.118
Comedia
Después de treinta años, cinco amigos vuelven a verse para asistir al funeral de su entrenador de baloncesto de la infancia. Con sus esposas e hijos a cuestas, deciden pasar el fin de semana del 4 de julio en una casa cerca de un lago, en la que muchos años antes habían celebrado la conquista de un campeonato. Curiosamente, esos días de convivencia les harán comprender que, a pesar de que ya son personas adultas, en realidad no han madurado. (FILMAFFINITY) [+]
10 de septiembre de 2017
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me permito reproducir la crítica de Roger Ebert del Chicago Sun-Times: «Una agradable, cordial, bienintencionada y a ratos repelente comedia que es como pasar un fin de semana con personas bondadosas a las que en seguida ya no quieres volver a ver».
«Niños grandes» es justamente eso, no se puede describir mejor. Admito que me la esperaba un bodrio comparable a «Niños grandes 2», pero no es así, esta es mucho mejor. Entre chiste sexual y de pedos, hay ciertas gracias fruto casi de la improvisación de Adam Sandler, que es quien tiene los comentarios más agudos, y de la subtrama de sus hijos pijos, quizá lo más divertido.
Este grupito de amigos cuarentones e idiotas perdidos se reunirán con motivo del entierro de su entrenador de baloncesto del colegio, lo que dará pie a recordar sus locuras del pasado y, sobre todo, a reconciliarse con sus respectivas familias. Aunque muchas veces es casi porque sí: lo de Rob Schneider y sus hijas es un fanservice total dirigido al público masculino, a quien se le caerá la baba ante ese par de bellozones que tiene como retoños (bárbaro el atractivo de Jamie Chung); los niños pijos dejan de ser pijos en unas cuantas horas, Salma Hayek otro tanto y así un montón de cosas.
Pese a ese regustillo grosero, es bienintencionada, así que no seremos crueles. Al menos de momento.
«Niños grandes» es justamente eso, no se puede describir mejor. Admito que me la esperaba un bodrio comparable a «Niños grandes 2», pero no es así, esta es mucho mejor. Entre chiste sexual y de pedos, hay ciertas gracias fruto casi de la improvisación de Adam Sandler, que es quien tiene los comentarios más agudos, y de la subtrama de sus hijos pijos, quizá lo más divertido.
Este grupito de amigos cuarentones e idiotas perdidos se reunirán con motivo del entierro de su entrenador de baloncesto del colegio, lo que dará pie a recordar sus locuras del pasado y, sobre todo, a reconciliarse con sus respectivas familias. Aunque muchas veces es casi porque sí: lo de Rob Schneider y sus hijas es un fanservice total dirigido al público masculino, a quien se le caerá la baba ante ese par de bellozones que tiene como retoños (bárbaro el atractivo de Jamie Chung); los niños pijos dejan de ser pijos en unas cuantas horas, Salma Hayek otro tanto y así un montón de cosas.
Pese a ese regustillo grosero, es bienintencionada, así que no seremos crueles. Al menos de momento.