Álex de la Iglesia se marcó un puntazo bestial con esta película de múltiples géneros y lecturas que supone, en esencia, un trabajo de tal creatividad, que no recuerdo haber visto nada parecido ni en este lado del charco ni en el otro, si me apuras.

«El día de la bestia» nos cuenta un viaje satánico y navideño en la capital española donde campan a sus anchas toda clase de peligros y ocasiones para que el Anticristo se manifieste. Si al principio el padre Ángel puede parecernos algo paranoico, esperad a ver toda la historia y asistid como uno más a esa invocación satánica en un piso iluminado por las luces de neón de un Schweppes. Escena maravillosa, cumbre, hilarante y terrorífica, donde cada uno de los personajes toma cabal sentido de lo que ese veinticinco de diciembre va a ocurrir. Este momento, junto con la huida por la ventana, con un Santiago Segura que hace aquí el papel de su vida, quedan ya para la historia cinematográfica española.

La película hace gala del más castizo humor negro, que a mi me recuerda mucho a nuestro clásico Tebeo, y de una ambientación nocturna que crea, a su manera, un particular inframundo madrileño donde las pensiones son guaridas de brujas, las discotecas cuevas de aquelarres y la arquitectura urbana pesebres improvisados e invertidos para mayor burla a Dios. Uno de sus grandes aciertos es que «El día de la bestia» logra elaborar alrededor de nuestros referentes culturales, de nuestro mundo más cercano, un halo de relevancia y de trascendencia que hará que no podamos volver a ver de la misma forma las Torres Kio. Qué genialidad.

Sin embargo, ¿qué pasa al final? No entiendo el desenlace de la historia, y me temo que el guión no sabe cerrar bien lo que nos ha contado hasta entonces. Le demos la interpretación que le demos, siempre queda un cabo suelto, lo cual es una enorme pena porque ahí la película pierde.

Comedia oscura y fantástica más compleja de lo que aparenta. Supongo que cualquier acto de maldad por pequeño que sea, toda actitud cruel, todo desprecio al prójimo, es una llamada al Diablo. Sed buenos.