... en un reino muy lejano, un malvado hechicero que, para adorar a sus dioses, practicaba sacrificios humanos. Un día, las brujas que le acompañaban le predijeron que el hijo no nato del Rey acabaría con su vida, así que, temeroso de su fin, empezó a planear la muerte del niño. Pero el Rey, que era honorable y siempre había desconfiado del hechicero, le condenó al exilio para frenar sus horribles crímenes.

Sin embargo, una de las brujas a las órdenes del hechicero...»

Si quieres saber cómo sigue la historia, tendrás que ver «El señor de las bestias», clásico de aventuras y de lo que se llama muy acertadamente «espada y brujería». En realidad, no es una película: es un cuento, de esos en los que los animales ayudan a los hombres, hay un camino que recorrer, príncipes y reyes, magos y brujas; y, por supuesto, un mensaje tradicional sobre el valor, la amistad, el bien y el mal.

Que tiene fallos, es algo evidente. Lo más criticable sería su forma de resolver según qué situaciones que, no es que sean fantásticas, sino que dejan de ser coherentes para volverse poco trabajadas. Aún así, el encanto de la trama también salta a la vista, en especial gracias a las preciosas bestias que siguen al héroe. Yo me he enamorado del felino (¿Ru?), a quien la palabra «bello» le define perfectamente. Además, Marc Singer (el mítico Donovan de la mítica «V») luce cuerpazo, mirada extraviada y carisma, a cuestas con su espada y su maravilloso don.

Buenísima opción para niños y jóvenes, y muy entretenida para los adultos, que también podemos apreciarla en lo que vale.