«Aladdin» sí fue una película que vi de niña, así que hay que intentar por todos los medio que no nos pueda la nostalgia.

En este caso, «Aladdin» no necesita de recuerdos infantiles y sentimentales para ganarnos por completo. Es una película que funciona sin envejecer ni un ápice y se mantiene fresca y exótica, una leyenda narrada desde la ficticia Agrabah y que nos lleva por desiertos estrellados, palacios de ensueños, lámparas maravillosas y tesoros ocultos y protegidos por desconocidos entes. Esto sí es magia, esto sí es fantasía, esto sí es cine para niños. Y lo digo como un halago.

Antes, tal y como yo lo veo, el cine infantil y juvenil se consideraba una forma de llevar el mundo de la infancia al resto del mundo. Es decir, que se hacía para que un adulto volviera a ser niño y, por lo tanto, soñara, jugase, se ilusionara, fantaseara y, por qué no, también aprendiese, o recordara, mensajes y valores imperecederos. Ahora es al revés: la animación es para adultos y se hace para que los niños se hagan rápidamente mayores. Al menos es tal y como yo lo veo.

Así, «Aladdin» es toda una aventura de ritmo trepidante, super dinámica y altamente divertida que hará reír a pequeños y grandes a través de gags visuales e ingeniosos (no lo pretendía, pero nunca mejor dicho) del mono Abu o el Genio más genio de toda la galaxia, que nos vuelve locos, en el sentido más positivo y agradable del término, con su personalidad hiperactiva y su derroche de visualidad e imaginación. El doblaje de Josema Yuste, por cierto, es demasiado sensacional. A todo lo dicho, se añade un villano imponente con carismático y retorcido secuaz plumífero y una princesa Disney, Jasmín, de armas tomar que nos dejará yo creo que una de las secuencias más antológicas de Disney con ese momento seducción con coleta y grilletes; vamos, empoderada total.

Aún más, «Aladdin» nos enseña lo que no podemos olvidar, eso que ahora parece simple y nunca se dice porque ya son valores trasnochados: lo imperecedero de la nobleza de alma, la bondad, la lealtad, las promesas que hay que cumplir, el amor que hay que saber tratar, la humildad, el sacrificio... En fin, todo bueno. ¡Ah!, ¿y la banda sonora? Espectacular.

Lo único negativo en mi opinión son ciertas partes en la animación de los humanos menos pulidas, lo cual es una pena. Por lo demás, que nadie se la pierda.