Es que en serio que sigo asombrándome de algunos argumentos de película: el duro drama de unos soldados que se sienten culpables porque no izaron la bandera correcta. Me quedo a cuadros.

Que vale, que en realidad están así por la guerra, y porque murió su mejor amigo y vieron cosas horrorosas, pero no podemos olvidar que el conflicto primordial del guion es la existencia de dos banderas y que ellos no salen en la foto; o sí salen pero los otros también y nadie los nombra y se sienten culpables. Vamos, como si ellos no hubieran estado en la guerra y pasaran por allí de casualidad. Tenemos que tener en cuenta que la izada de la bandera es anecdótico en el contexto bélico, es simple propagada sin importar quiénes. Participar de esa acción de la bandera no te hace más heroico ni menos, que tal parece que los propios personajes se olvidan de su propia crítica a los acontecimientos y se adhieren a la idea de que por coger el asta ya merecen más honores.

También dicen que no quieren ser héroes, pero luego sí quieren que les traten como tales: quieren que les den un buen trabajo, quieren que les recompensen, quieren que se les alabe… El debate sobre el heroísmo es pueril, quizá relacionado con la mentalidad liberal norteamericana del «no soy lo bastante bueno, no soy lo bastante útil». Hijo, has tenido la suerte de sobrevivir a una contienda terrible, puedo entender cierto sentimiento de culpa y añoranza hacia los caídos, pero toda la historia con las banderas no sirve como catalizador del auténtico drama psicológico y emocional que se esperaría. La apatía es máxima.

Tampoco ayuda la construcción de personajes. El protagonista Doc, figura que precisamente se ha demostrado que no estaba en la foto, es absolutamente plano, y eso que Ryan Phillipe me gusta; el indio Ira es el más sufriente, repito que muy centrado en quién es quién en la bandera, pero aparte de eso no podemos decir mucho de él salvo sus problemas obvios con la bebida y el racismo que padece; y Rene es otro que simplemente está en la pantalla, sin más.

De nuevo Clint Eastwood y sus reflexiones de medio pelo que no sirven de nada: eran buenos soldados americanos. Fin. El guion está montado de un modo rompecabezas con saltos en el tiempo que no contribuye a la claridad en la historia. Esta película tendría que haberse quedado en hora y pico. Toda la emoción se pierde con tantos parones, vueltas y revueltas, y encima con voz en off, para poner la guinda.

Lo mejor, la fotografía, en eso creo que estamos todos de acuerdo.