Intrigada por los actuales héroe de acción, me puse la otra noche a ver «Transporter». Jason Statham hace de tipo durísimo con alguna sonrisa esporádica y un cuerpazo de esos que no parecen de hombre sino de toro a punto de investir. Habla poco y escucha menos, aunque tampoco le importa, pero, eso sí, vaya cabriolas que se monta el tal Frank Martin, a partir de hoy el nuevo rey de la comedia mundial.

Y es que esta película me ha dado que pensar (malo) y, recordando el «Caso Bourne», he llegado a la conclusión de que lo único que se puede esperar de este tipo de cine es echarse unas risas. Y la verdad es que me he reído de lo lindo, aunque no creo que fuera esa su intención.

Porque te vas encontrando situación tras situación a cual más absurda. Analizarla entera sería imposible, ya que los ejemplos son infinitos. El ataque que sufren en casa de Frank, por ejemplo, parece de dibujos animados, por el disparate de ir sacando más y más armamento sin ninguna lógica ni coherencia; ¿misiles?, ¿bazocas?, ¿cinco mil balas (dato de la policía)? ¡Pero esto qué es! Además, la relación entre la Lai y Frank..., en fin. Que falta de tacto y de conquista. Ellas, que no ellos, van a saco, y dudo mucho que la situación diera pie, con los malos persiguiéndote para matarte y encima con un tío seco, aunque no grosero, del que no sabes absolutamente nada pero del que puedes sospechar cualquier cosa negativa.

Desde luego que la acción se toma sus licencias, pero esto no son licencias sino idas de pinza, cachondeo puro. Me imagino a los guionistas montándose el guión...:

-Ahora viene corriendo... y se lanza contra la puerta blindada y la rompe, y sin armas empieza a pelear con todos los tíos que hay allí...
-Sí, sí, y coge el tapete de las cartas y les da en la cara con él...
-Perfecto, y luego hay dos con dos hachas...

Y que todo esto es verídico, ¿eh?, no es invención mía, así que ya os podéis hacer una idea. Con sentido del humor, puedes verla. Si esperas otras cosa, coge el coche y corre.