Esta frase, en apariencia sin importancia, ha dado pie entre mis amigas y una servidora a una serie de risas y bromas relacionadas con los llamados mensajes subliminales: Alex Pettyfer sonó con fuerza como posible Christian Grey (sí, ese que se excita zurrando) en la adaptación cinematográfica de la infame novela. Al final, se quedó en simple falso rumor, aunque esa será otra historia.

Pongámonos en situación de un sábado por la noche, tres amigas en un piso acogedor y en penumbra y muchas ganas de pasarlo bien. «Soy el número cuatro» puede que no fuese la mejor opción para una buena sesión de cine, pero sí si tienes el ánimo desenfado y quieres echarte unas risas a costa de la lucha entre unos extraterrestres muy guapos y unos extraterrestres muy feos. De eso va básicamente esta película de D.J. Caruso protagonizada por el atractivo y británico Pettyfer, quien hace que no deje de sorprenderme lo elegante que puede ser una persona; hasta un jersey dos tallas más grandes de hace veinte años lo luce con total desenvoltura y saber estar. Impresionante.

Normal que de un muchachito así que encima tiene poderes extraordinarios cualquier chica se enamore, así que «Soy el número cuatro» comparte batallas indescifrables y monstruos desconocidos con un romance adolescente sin mucha chispa. Mientras, se desencadenará una batalla que pondrá en peligro, no me queda claro por qué, el planeta. Hay más detalles, pero para qué voy a contártelos.

Pese a todos sus errores, me ha entretenido. A lo mejor era por mi buena disposición.