Se le pueden hacer muchas críticas «Armageddon», pero lo que nadie podrá negar es que tiene unos últimos diez minutos realmente emotivos. De verdad, confesadlo, a vosotros también os ha tocado la fibra sensible ver como lloran juntos Bruce Willis y Liv Tyler.

En 1998 Michael Bay lanzó un meteorito a las salas de cine con gran éxito. ¿El secreto? Pues no lo sé. Quizá el aire de autoconsciente aventura carne de parodia mezclando plataformas petrolíferas con astronautas, más acción, más catástrofes naturales, más romance, más drama heroico. Bay hace explotar un montón de cosas, mete la bandera americana siempre que puede, si es con el bello rostro de Tyler en primer plano, mejor; y manda al espacio a unos perforadores para que salven la Tierra. Su estilo videoclipero se nota mucho, pero cuando un videoclip es bonito, no tiene que tomarse a mal. El reparto es todo un acierto, ya que aparte del madurito Willis, vemos a Ben Affleck, Billy Bob Thornton, William Fichtner, Steve Buscemi o Will Patton.

Como producto de entretenimiento destructivo..., perdón, masivo, pues cumple, aunque se nota bastante que el guión está estirado y vuelto a estirar, cosa que alarga el metraje sin motivo alguno. No despierta gran emoción, pero tampoco aburre, y las risas están garantizadas, ya sea por algunos diálogos de los bien retratados personajes o por la historia, deliberadamente floja.

Justita, pero, después de tantos sacrificios, da pena no salvarla.