Y quién no se la pediría. Hay que tener hielo en las venas para mantener el tipo ante el eternamente joven de Tom Cruise, más guapo que nunca vestido de militar, ya sea con traje blanco o marrón.

Además, veo que al pobre se le vuelve a insultar un poquito con eso de que no está a la altura, de que Nicholson se lo come y no sé qué otros argumentos incomprensibles. Se ve que su carisma, su atractivo y su potente personalidad (que insufla a su personaje) es más de lo que muchos pueden soportar. Para el resto, ahí nos queda el mejor interrogatorio (el del final, claro), junto con el mejor juicio que recuerde en una película de esta temática. Absolutamente memorable esa guerra dialéctica, profesional, emocional e interpretativa entre Cruise y Nicholson.

No sólo tenemos un juicio brillante, sino también un argumento denso por las múltiples reflexiones que implica; unos personajes bien definidos, una banda sonora que estremece cada vez que suena; una dirección sobria y eficiente; y una combinación perfecta de drama con tintes de comedia. Y cómo no, un poco de baseball para crear ambiente, con bate de baseball incluido, porque son esos pequeños detalles los que a veces hacen que una película sea más que una película.

«Algunos hombres buenos» me parece una obra a revisar y valorar como corresponde, sin prejuicios de ningún tipo ni politiqueos absurdos. Es, simplemente, cine de calidad que se disfruta por entero. Así pues, muy, muy recomendable.