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España España · Málaga
Voto de Kaori:
5
Comedia. Romance Durante una visita a Roma, Ana, la joven princesa de un pequeño país centroeuropeo, trata de eludir el protocolo y las obligaciones que implica, escapándose de palacio para visitar la ciudad de incógnito. Así conoce a Joe, un periodista americano que busca una exclusiva y finge desconocer la identidad de la princesa. La pareja vivirá unas jornadas inolvidables recorriendo la ciudad. (FILMAFFINITY)
23 de mayo de 2014
7 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Será eso lo que le ocurre a Su Alteza Real Ana? Al contrario que en los cuentos, lo que quiere esta princesita aniñada con el candor de la ignorancia es dejar su palacio, su reino, sus obligaciones y su estatus, y ver mundo. Mucha suerte tiene en el camino.

Roma es la ciudad elegida para este encuentro entre una princesa de un noble país de Europa nunca nombrado y un periodista norteamericano al que le cae el reportaje de su vida y, con él, la oportunidad de hacer dinero. Las cosas se complicarán, claro. Audrey Hepburn está, como es normal, divina, y puede que nunca haya entendido tan bien ese glamour con el que se la describe: se corta el pelo, se arremanga la blusa, se cambia de zapatos, y ya está. Y sin hada madrina. Eso sí, tardamos un poco en solidarizarnos con su Ana, así como con la película. La primera media hora más o menos, donde se establece el planteamiento de la historia, se hace cuesta arriba por el nulo humor, el comportamiento tan descuidado de Ana, que es difícil de justificar, y el arranque algo artificial de la relación de los protagonistas. Mejor hubiera sido, aunque desde luego con otro sesgo ideológico no tan directo y moderno, que Ana se hubiera perdido por algún motivo en la ciudad de forma involuntaria, y a partir de ahí aprovechase la ocasión.

Sin embargo, el guión toma una vertiente cómica una vez empieza el paseo romano que es buenísimo. Gregory Peck demuestra unas dotes humorísticas que me han sorprendido: lo que le hace a su amigo fotógrafo, el plan que trama, ese momento en la Boca de la Verdad, sus gestos, sus caras. Además, atractivo, amable y con la sensibilidad suficiente como para llorar por amor. O por una ilusión romántica que dura veinticuatro horas, habría que decir. De hecho, Ana y Joe parecen amigos antes que amantes, lo que en teoría debería ser malo para la película pero que, vista en perspectiva, encaja en el desarrollo de la historia e incluso se agradece viendo el tenso y no por ello menos bonito desenlace.

Deber, libertad, responsabilidad y, sobre todo, una maduración personal de una mujer que tiene que atreverse a ser ella misma y a tomar decisiones. Esperemos que encuentre la felicidad después de esas inolvidables vacaciones.

Yo también querría unas así.
Kaori
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