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España España · Málaga
Voto de Kaori:
1
Fantástico. Acción. Ciencia ficción. Terror Doscientos años después de su estremecedora creación, la criatura del Dr. Frankenstein, Adam, aún camina sobre la tierra. Sin embargo, cuando se ve en medio de una guerra en la que se juega el destino de la humanidad, Adam descubre que tiene la clave que podría destruir la especie humana.
18 de octubre de 2014
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pensaba que «Yo, Frankenstein» iba a ser mala, pero prometo que no tanto. El tráiler esparcía ya un tufo que, por supuesto, era una invitación irresistible a que la viera, porque yo hay despropósitos que no puedo perderme. Las expectativas quedan cumplidas con creces, así que por mi parte le agradezco a Beattie y compañía que nos hayan compuesto esta obra cumbre de lo pésimo.

Vamos, que con un minuto te basta para darte cuenta de que estás presenciando una cosa monstruosa, y no exagero con el tiempo. En esos sesenta segundos empiezas a escuchar la sempiterna voz en off contando la historia, tal que así, del doctor Frankenstein y sus problemas familiares y científicos con su hijo revivido con unas anguilas... Sí, efectivamente. El puré de fantasía y ciencia ficción se remata con efectos especiales de vergüenza, un guión ridículo que no vale la pena ni comentar, unos personajes inexistentes, diálogos disparatados, una dirección tan estúpida como grandilocuente y un formato en general que deja mucho espacio para el asombro indigesto y la burla.

Eso sí, para estar hecho con ocho cadáveres este Frankenstein ha quedado muy apuesto y podría haber sido hasta sexy, porque Aaron Eckhart es sin duda un hombre viril y atractivo. Sin embargo, Beattie me lo pone sucísimo y con una sombra de ojos que no le favorece. Pobrecito mío. Lo mejor de la película es cuando se quita la camiseta, pa’ qué negar lo evidente. Con todo, he decir que no es una cosa abominable, porque está hecha sin pretensiones dañinas y aporta cierto entretenimiento cómico, por el cómic y por las risas.

Mary Shelley tiene que estar revolviéndose en su tumba, y nosotros con ella.
Kaori
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