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España España · Málaga
Voto de Kaori:
5
Cine negro. Drama Joe Gillis es un joven escritor de segunda fila que, acosado por sus acreedores, se refugia casualmente en la mansión de Norma Desmond, antigua estrella del cine mudo, que vive fuera de la realidad, acompañada únicamente de su fiel criado Max. A partir de ese momento, la actriz pretende que Joe corrija un guion que ella ha escrito y que va a significar su regreso al cine. (FILMAFFINITY)
12 de septiembre de 2014
9 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cada vez me convenzo más de que Billy Wilder era un competente director de dramas pero no de comedias. Esta es una teoría impensable para muchos críticos y espectadores, así que de momento no ahondaré demasiado en ella, solo la apunto para quien quiera escucharla. Vamos a «Sunset Blvd.».

Bueno, lo cierto es que prefiero «El crepúsculo de los dioses», que es más potente y te hace pensar en algo grande, enorme, espectacular. La película no llega a tanto por mucho que insistan desde todos los flancos en las bondades de una cinta que cuenta principalmente una historia de obsesión y ambición. La temática del cine y sus bambalinas crepusculares siempre es algo que gusta mucho en general, por eso de la cinefilia incontrolable y curiosa, pero no me parece que tenga ni la importancia, el interés o el gancho que tienen las emociones encontradas de esta pareja, Norma y Joe, que por azares del destino se encuentra en una casona donde el tiempo se ha detenido.

Gloria Swanson nos brinda una magnífica interpretación, merecedora de todos los halagos que existen, verdadera arpía en decadencia con el nombre de Norma Desmond, quien en cuanto ve por la ventana al galán de William Holden no duda ni un instante en meterle en su casa. Lo entiendo. La obsesión empieza su andadura. Joe Gillis, que es guapo, que tiene talento, que es joven, seductor y de buen fondo, se verá envuelto en una tela de araña que él mismo, todo hay que decirlo, contribuirá a construir. ¡Con lo fácil que es irse por la puerta! Pues no, el chico insiste, entre la piedad y la ambición, hasta un desenlace dramático que ya conocemos por culpa de un innecesario prólogo. Advierto desde ya que a mi esta señora Desmond no me despierta ninguna compasión ni simpatía por mucho que tenga el corazón roto y eche de menos las cámaras de televisión, y luego con lo que hace al final... Hombre, no.

Glamour, rostros famosos, un blanco y negro bonito, y hasta Holden bañándose en una piscina. Yo también querría secarle la espalda.
Kaori
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