En serio, todavía me parto de risa si me empiezo a acordar de la última media hora larga de «El desconocido». Qué desperdicio.

Debut en la dirección de Daniel de la Torre. Vale. La dirección no hace aguas, al contrario; para contarnos una historia dentro de un coche en su sesenta por cierto de metraje tiene mérito no haber aburrido al espectador. Se pasa a veces con los gritos y el caos que se pretende conseguir, algo histriónico por momentos, pero no es grave. «El desconocido» te engancha con su aparentemente sencillo y tópico planteamiento, porque a veces la sencillez es lo más eficaz: de camino al colegio para llevar a sus hijos, un director de banco recibe la llamada de un desconocido que le amenaza con hacer explotar el coche con varias bombas si no accede a transferirle una gran cantidad de dinero. ¿Tú qué harías?

Desde el principio te hueles que aquí hay denuncia social sí o sí y que ese «desconocido» será un inversionista de clase media que ha querido ser alta y se ha dado, o se lo han dado, el batacazo. De acuerdo. A mí esa crítica en clave de actualidad me suele sobrar bastante pero, en fin, es lo que hay y tampoco es grave. O al meno no es grave, habría que decir, hasta que llegamos a la recta final, cuando ya el mea culpa y los golpes de pecho del banquero arrepentido en los momentos más inoportunos te hacen pensar que a continuación se unirá a «Stop desahucios». A esto, añádase la incompetencia policial de juzgado de guardia, la esposa histérica o el abogado-amante-amigo-padre-de-Eli que le cuenta cuentos a las autoridades con fines nunca esclarecidos. En definitiva, un guion que pierde toda su austera actitud de thriller de acción español para convertirse en comedia de acción patria. Eso sí, «El desconocido» cuenta con dos de nuestros mejores actores españoles: Luis Tosar y Javier Gutiérrez. A Goya Toledo no se la entiende al hablar.

Explotada por los aires. Y no hay dinero que pueda compensar esto.