La primera «Mascotas» es de las películas de animación nuevas que más me han gustado así que le tenía muchas ganas a su secuela. He acabado medio defraudada.

«Mascotas 2» baja considerablemente el nivel. Puede que lo peor sea que no tiene una historia clara, sino más bien pequeñas historias que al final desembocan, puede que de manera un tanto obligada, en una sola para que los personajes estén juntos. Sin embargo, esto es algo que querríamos haber visto antes. En realidad, creo que la mejor y más importante es la de Max en el campo, la cual hubiera estado genial me parece a mí si hubiera incluido al resto de personajes. Es verdad que el mensaje de lánzate a la vida hay que saber interpretarlo y puede tener sus riesgos, pero sí me parece acertada la crítica a la ocultación de la realidad y la continua falsificación de la existencia. Puede que por sobreprotección, como aquí se plantea, o porque directamente hay cosas que no encajan en nuestro neo pensamiento políticamente correcto en el que el lobo de Caperucita es bueno y no se come a nadie y ella es una niña seguro que empoderada.

Por lo demás, «Mascotas 2» sigue teniendo el gran acierto de ser monísima en el diseño de personajes y yo solo puedo caer rendida de ternura y de amor ante el conejo Snowball, que es que no se puede aguantar de lo precioso que es.

Es lo que la salva.