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España España · Málaga
Voto de Kaori:
9
Drama Un ex campeón de boxeo, que vive con su hijo pequeño, lleva una vida disipada, dedicada por entero a la bebida y al juego. Él desea cambiar, pero no puede. Sin embargo, cuando su mujer vuelve con él, el deseo de rehacer su vida con los suyos lo lleva a reanudar su carrera. (FILMAFFINITY)
20 de octubre de 2012
5 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Franco Zeffirelli quizá inspirado por la época, por el libro o llevado, simplemente, por su talento, concibió, creó y nos regaló en 1979 una película inolvidable. Otra de boxeo, dirá la gente. Pero se equivocan todos: es de las mejores. Y el deporte es lo de menos.

Trío protagonista de auténtico lujo. Faye Dunaway, guapa y sofisticada, hecha toda una madre de espíritu decidido; Ricky Schroder, pues espléndido, ya se le ve que con sólo esa carita que tiene se nos roba el corazón; y finalmente, para mi el más brillante, Jon Voight, grandioso y conmovedor. Su escena en las cuadras mojado con la lluvia y la toalla al cuello es indescriptible; la expresión de sus ojos, su lenguaje corporal, su mirada, todo te convulsiona.

Algunos la acusan de melodrama, y puede ser. Sin embargo, la historia está perfectamente dosificada y asentada, sin abusar de recursos evidentes, facilones y repetitivos para provocar el llanto, como es el uso de la música o incluso el propio niño y la ternura que desprende. Zeffirelli describe elegantemente el puro sentimiento, y yo me rindo ante la proeza que supone semejante sensibilidad sin tapujos, creíble, intensa y hermosa.

Así, «Campeón» se construye melancólicamente, llena de amor que no se puede explicar con palabras, bofetadas que duelen más a la mano que al rostro, lágrimas sinceras, densas; amarguras, frustraciones, diálogos desde las entrañas, símbolos religiosos que imprimen espiritualidad, caricias maternales y contenidas, o fotografías que se llevan siempre como equipaje. Si esto es ser un mal director, que todos sean igual de malos.

Billy Flynn dice en un momento dado que su hijo T.J. es un niño entre un millón, cosa completamente cierta. Entonces, hubiera querido responderle: tú, Billy, el que al final siempre gana, el padre idolatrado y que idolatra; tú, el campeón del ring y del mundo, sí que eres uno entre un millón.

Incomprensiblemente infravalorada. En realidad, inmensa.
Kaori
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