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España España · Málaga
Voto de Kaori:
6
Drama Biopic del mítico empresario y programador informático Steve Jobs (1955-2011), centrado en la época en la que lanzó los tres productos icónicos de Apple.
23 de enero de 2016
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entre la furibunda admiración y la rabiosa crítica, Steve Jobs es hoy por hoy un referente indiscutible del mundo de las nuevas tecnologías. Para muchos un visionario que cambió radicalmente el concepto de informática y sus aplicaciones, y para no menos número de personas un estupendo director de marketing que vendía el producto que otros creaban. Puede que solo el tiempo lo ponga en el lugar que realmente merece pero de momento de lo que sí ha sido merecedor es de dos biopics cinematográficos.

Uno de los aciertos de esta «Steve Jobs» de Danny Boyle es el de no hastiar a alguien que pueda ser tan ignorante y desinteresado como yo en este tema tecnológico. De hecho, hasta le encuentras el gustillo. Las guerras de poder y dinero que hay detrás de las multinacionales como Apple se acercan perfectamente a lo que entenderíamos como thriller. Intereses, ambiciones, odios, traiciones y algunas lealtades que sobreviven a pesar de los errores humanos conforman la cara B del éxito. De un éxito monumental. La cultura de lo tecnológico se ha impuesto como una forma de ocio y entretenimiento que «Steve Jobs» refleja con eficacia. La salida de un ordenador al mercado es catalizadora de una masa de auténticos y nuevos fans de ídolos de pantalla táctil que puedes llevar en el bolso. Esto me resulta incomprensible pero no deja de ser algo sin precedentes en la sociedad, así que si Steve Jobs era ese estupendo director de marketing que algunos dicen que es a modo de crítica despectiva, deberían reconsiderar el argumento. Porque puede que solo se dedicase a vender un producto, no lo sé, pero ha logrado que ese producto forme parte indisoluble de la vida moderna.

La dirección de Boyle está bien, es dinámica, pero lo mejor es el guión sobre el que trabaja, que adaptada la novela biográfica de Walter Isaacson y que posiblemente debería haber recibido una nominación al Oscar. Aaron Sorkin escribe un drama en tres actos entre bambalinas, sin voz en off típica y sin sentimentalismos obvios que, aparte de tratar con inteligencia al espectador arriesgándose a que la mitad no entendamos ni palabra de algunas conversaciones sobre software y demás, se centra en las intimidades más conflictivas de Jobs para acercarnos sus miserias, sus complejos y sus aciertos personales. Los suyos y los de cualquiera, en realidad. El problema es que querríamos conocer también su aportación real y desinflada a las tecnologías, cosa que aparece de manera muy secundaria y que queda resumida en una voluntad embellecedora y democratizadora de las tecnologías, lo que ya vaticinó de alguna forma Arthur C. Clarke en 1974.

Ni qué decir tiene que Michael Fassbender está pletórico, abrumador, imponente y de una contención emocional maravillosa. El desenlace es perfecto y emotivo, y no me preguntéis por qué. Quizá por «Grew Up At Midnight» o quizá por el sueño de tener mil canciones guardadas en el bolsillo.

Y es que a veces la idea más simple solo se le ocurre a un hombre.
Kaori
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