Hacía tiempo que no veía cine clásico y, bueno, seguir indagando en la filmografía de Hitchcock siempre viene bien, aunque una ya sepa lo que más o menos se va a encontrar.

Nos avisa el director de que «Falso culpable» está basada en hechos reales, punto por punto, además, hasta el más mínimo detalle, creo que se llega a decir textualmente. Vale, pues muy bien. Debemos empezar a romper el mito ese de que si es real, tiene que ser bueno. Esto es una pamplina. La realidad puede ser tan anodina, simple, fea como la ficción. Lo único que te provoca es pensar en las cosas que pasan en esta vida, en todo caso, pero ya está. En fin, que lo real puede ser una gran historia o puede no serlo, y además hay que saber contarlo.

Hitchcock logra que una escena de tensión sea de risa, lo que tiene bastante mérito, no voy a decir que no. El momento en que Manny entra en la oficina de seguros y una de las empleadas casi se desmaya es divertidísima. El caso es que «Falso culpable» empieza con intriga, pero es justo cuando comienza la verdadera historia cuando todo se tambalea. ¿Que es real? Pues si esto fue así, no había por qué contarlo, o al menos contarlo con alguna otra intencionalidad aparte del mero thriller; por ejemplo, denunciar la incompetencia de los abogados, la policía y todo el sistema judicial estadounidense. Yo sospecho que el hecho real tuvo que tener más jugo y enjundia, pero eso solo es una intuición. El caso es que a Manny, nuestro Henry Fonda, unas mujeres histéricas (¿de nuevo Hitchcock y su posible misoginia?) lo confunden con un atracador, del tal forma que el pobre hombre tendrá que demostrar su inocencia, que no los demás demostrar su culpabilidad.

Ya te digo, de risa.