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España España · Málaga
Voto de Kaori:
5
Drama. Terror En un mundo moralmente plano en el que la ropa tiene más sentido que la piel, Patrick Bateman es un espécimen soberbiamente elaborado que cumple todos los requisitos de Master del Universo, desde el diseño de su vestuario hasta el de sus productos químicos. Es prácticamente perfecto, como casi todos en su mundo e intenta desesperadamente encajar en él. Cuando más intenta ser como cualquier otro hombre adinerado de Wall Street, más ... [+]
8 de agosto de 2015
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
El escritor Bret Easton Ellis tenía veintisiete años cuando en 1991 publicó lo que sería su tercera y más representativa novela inspirándose en el mundo de los nunca pasados de moda yuppies o, lo que es lo mismo, los «Young Urban Professionals»: «American Psycho». La directora Mary Harron la adaptó a la gran pantalla en 2000 y su escaso éxito de crítica y público no ha impedido que hoy por hoy se considere una película de culto.

Así, «American Psycho» cuenta de partida con un halo extraño y maldito que le sienta como un guante. La normalidad no encaja en las paredes mentales de esta sátira del más crudo narcisismo en torno a una sociedad que se presenta despreciable, indecentemente materialista e incompetente. Aquí el principal problema es que es imposible tomarse en serio esa caricatura burlona que parece más el fruto de una obsesión fija personal que de un análisis objetivo de la realidad. Porque puedo creerme que un ejecutivo de Wall Street consuma cocaína, sea un vago y no conozca a quienes trabajan con él, pero no me resulta creíble que todos repitan el mismo patrón. No hay matices psicológicos ni ideológicos en esta historia: los yuppies que aparecen, sin excepción, son tan ricos como inmaduros, tan superfluos como atractivos; no hay gordos, feos, contestatarios o mal vestidos, aunque solo sea de forma mínima y puntual. La trasgresión pierde toda su fuerza al plantear una élite así de ridícula que hace que nos preguntemos cómo no están todos locos, porque esa vida no hay quien la aguante.

Lo mejor es su exagerado personaje protagonista, Patrick Bateman, el único personaje de interés en la trama. Quienes figuran a su alrededor son un mero relleno que sirve para darle la réplica a un Christian Bale endiosado y reconvertido en adonis que nos mueve a la risa antes que al miedo. Es la psicopatía llevada al absurdo: matar por una reserva en el Dorsia o por una tarjeta de visita. Como si su única vía de escape a la frustración y su forma de distinguirse del resto fuese el crimen, Patrick Bateman tortura y sierra mientras habla del grupo Huey Lewis and the News y se fuma un puro en el sofá. Su indiferencia abraza el surrealismo. Bale entiende a la perfección el humor negro que predomina en la película y consigue el sobresaliente como yuppie de entre yuppies que marca estilo con sus deportivas Ralph Lauren y su rostro lleno de sangre. Sordidez y simpatía para un icono de demencia del que descubriremos llegado el momento que no es exactamente el tipo de hombre que nos quieren hacer creer. ¿O sí?

El guión trata de jugar con esa idea de apariencias, fantasías y hechos pero no crea ni una pizca de intriga y no te deje ninguna pista o alternativa sobre la constante dualidad de la historia así que el golpe de efecto final no aporta gran cosa al argumento ni es clave para entender lo que habíamos visto hasta entonces. Solo produce asombro y una probable incoherencia. De no incluirse ese giro de guión la película no cambiaría lo más mínimo y el comportamiento de Patrick se demostraría igual de enfermo o no enfermo, júzgalo tú mismo. Eso sí, es de agradecer que se omitan los detalles escabrosos de su peripecias: casi nada de gore y algo de sexo más esperpéntico que escandaloso.

Inesperada y atípica comedia negra con estructura de thriller de sofisticado continente e irregular contenido, «American Psycho» merece un visionado por su excelente banda sonora y sus comentarios musicales y por un brillante Christian Bale con un brillante Patrick Bateman que hará que no volvamos a escuchar de la misma forma la discografía de Phil Collins. Grande.
Kaori
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