¡Y vaya rey! Aunque Gerard Butler nunca volverá a estar tan guapo como en «El Fantasma de la Ópera», sigue siendo Gerard Butler, y tiene tanto atractivo, tanta chispa, tanto encanto y unos ojos tan verdes, que sólo por verle a él merece la pena tragarse dos horas de pastelón insustancial.

Le debo una disculpa a mi querida familia por tener la idea de ver esta película. Esperaba algo, no diré bueno, pero sí algo curioso, con cierto fundamento, entretenido, dramático...; «algo» en definitiva, pero se queda en nada, en una sucesión de secuencias, no mal estructuradas, pero sí irrelevantes, sin pasión, sin romanticismo y sin apenas sentimiento.

Porque no puede haber sentimiento cuando el mensaje de la película es tan, pero tan políticamente correcto y tan extremedamente prosaico. Para hacer un manual de auto ayuda, mejor evitar una historia de amor que pretende ser profunda y emotiva. Más que nada es cursi y sosa a no poder más, con cartas sin ninguna poesía y experiencias vitales de la protagonista que dan vergüenza ajena. Vergonzoso es su viajecito a Irlanda. Si ese es el amor eterno, que no me quieran tanto.

Entiendo que hubiera sido muy amargo y muy dramático reflejar una historia de amor y muerte verdaderamente intensa y dolorosa, con un Amor (permitidme la mayúscula) algo más apasionado y con menos tibieza, y he aquí el resultado de la superficialidad. También entiendo que según las vivencias de cada uno, «Posdata: te quiero» puede llegar a emocionar por la temática que trata. Eso es algo subjetivo, así que ahí no entro.

Ya seas amante o no amante del drama romántico, esta no es tu película. En realidad, no creo que sea la película de nadie... Quizá para incondicionales del género y para muy fans de alguno de los actores, porque cierto que Lisa Kudrow, por ejemplo, está divertidísima a pesar de su pésimo personaje... Para el resto, mejor ni mirarla al pasar por la estantería del videoclub.