Teniendo en cuenta que la primera fue una decepción y la segunda una tomadura de pelo, quizá ya solo se podía mejorar, pero el caso es que esta tercera temporada es la que más me ha gustado.

La cosa empieza de la manera más espantosa posible, con dos primeros capítulos donde se ven los pequeños conflictos entre los niños protagonistas odiosos y unas historietas de amor que no se puede creer nadie; Max, cariño, ¿qué estás haciendo con tu vida? Este personaje va dando lecciones se supone que feministas, pero ella no tiene reparos en estar con un chico que no la tiene en cuenta, que es un grosero y que muy mal debe de tratarla para que lo haya dejado, si no recuerdo mal, cinco veces en tres meses. Lucas hasta se alardea de ello para demostrar que no importa lo que haga, que luego con un perdón y algún teatrillo ella vuelve tan enamorada como siempre. Vaya basura, por favor. También sigue habiendo cosas extrañas en el guion, pero qué le vamos a hacer.

Sin embargo, a partir del tercer o cuarto capítulo la historia se va ganando nuestra simpatía. De nuevo tenemos al Azotasueños, ahora con un comportamiento diferente que no habíamos visto porque, claro, algo hay que inventarse, y una trama novedosa soviética que, sinceramente, será la que más dé de sí. Las dos están relacionadas y los diferentes personajes se dividirán en varios grupos que irán teniendo su propia historia hasta finalmente confluir. Esto da mucho dinamismo. Es evidente que el peor grupo y el que menos aporta es el de los niños, siempre ha sido así y siempre será, a excepción de Once, que tienen mucho peso y no te cae mal.

Sin embargo, el mayor acierto de esta temporada es que se le da un protagonismo equitativo y relevante a mi querido Steve. Este personaje empezó como el chulo popular del instituto y por lo tanto me caía fatal, pero ya al final de la primera temporada apuntaba maneras. Luego se ganó mi corazón en la segunda, cuando dejó de ser el chulito superficial y se convirtió en un tipo con los pies en el suelo y mucha más nobleza de la que podíamos imaginar. En esta tercera quieren ningunearlo de todas las formas posibles, hasta el punto de que parece que ya no tiene ni éxito entre las chicas, pero es precisamente ahora cuando es un hombre que de verdad vale la pena; un chico que nunca te falla, que siempre hace lo que tiene que hacer en el momento que tiene que hacerlo y de la forma en que debe hacerse, con actitud, con personalidad, diría que hasta con clase. Vamos, lo que yo llamo calidad. Además, su historia con Robin la han llevado de maravilla, su grupo de aventuras es el más ameno con la trama más entretenida y hasta ha hecho que me reconcilie con Dustin, lo que jamás creía que sería posible.

A ver si sigue por aquí, que vamos bien.