Haz click aquí para copiar la URL
España España · Málaga
Voto de Kaori:
3
Drama. Comedia Rafael dedica 24 horas al día a su restaurante, está divorciado, ve muy poco a su hija, no tiene amigos y elude comprometerse con su novia. Además, desde hace mucho tiempo no visita a su madre, internada en un geriátrico porque sufre el mal de Alzheimer. Una serie de acontecimientos inesperados le obligan a replantearse su vida. Entre ellos, la intención que tiene su padre de cumplir el viejo sueño de su madre: casarse por la Iglesia. (FILMAFFINITY) [+]
5 de julio de 2013
7 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dice el Diccionario de la Real Academia Española en la primera acepción de «pelotudo» que es un adjetivo vulgar de Argentina, Chile y Uruguay referido a una persona que «tiene pocas luces o que obra como tal». Lo mismo que «boludo». De tanto escucharlo, me ha entrado la curiosidad, porque es que a estos argentinos no se les quita de la boca. Ya sabemos una cosa más.

Afinando mucho el oído y tras un tiempo de metraje, uno se va acostumbrando al habla argentina tan autóctona de «El hijo de la novia». Vamos, que a algunos personajes no se les entiende ni una palabra, como a la niña Victoria con el corrector dental; imposible. Pero no os preocupéis, que no importa en absoluto, que da igual si escuchas las conversaciones o no las escuchas. Todas suelen consistir en decir un número indefinido de veces «pelotudo», otro tanto de «boludo» y unas cuantas más alguna frase tipo «irme a la mierda» o «dale». Así, conociendo este vocabulario básico y añadiendo a ello el gesto y el tono con el que hablan los personajes, nos haremos haciendo una idea de lo que ocurre.

¿Y qué ocurre? Pues que hay un hombre llamado Rafael que es dueño del restaurante familiar y que está hartísimo de esa vida y de ese trabajo, que le lleva a tener un infarto mientras se come un tiramisú. Que sea hijo o no hijo de una novia que no es novia, a mi parecer no aporta gran cosa. Si bien es cierto que un amor tan firme y fiel a lo largo de cuarenta y cuatro años es entrañable, la historia principal es la de Rafa y el encauzamiento de su existencia, que necesita confianza y amor para salir adelante. El retrato psicológico de los personajes no está mal planteando, pero el guión se basa en un sin fin de anécdotas, parsimonia innecesaria, pedantería sentimentaloide y retroalimentación de unas tramas que no enganchan en ningún momento. Ricardo Darín, eso sí, tiene unos ojos impresionantes e interpreta con mucha naturalidad ese papel de hombre cuarentón insatisfecho y estancado.

Quisiera también hacer una mención especial a esa «boda» que ya me la temía venir y que se sacan de la manga en un momento dado. Esta historia perfectamente podría haber tratado de la lucha, el esfuerzo y el sacrificio de un padre y su hijo por cumplir el sueño de su esposa y madre enferma de casarse por la iglesia, lo cual hubiera podido ser un gran hilo conductor y una bonita historia de amor a raudales. Pero, ¿«El hijo de la novia» va a de eso? Obviamente, no, porque sería tomarse el tema religioso, romántico y humano con una responsabilidad y seriedad a la que nadie está dispuesto. Y al final, ¿qué? Pues nada, al final nada de interés.

Con menos minutos, más pasión, compromiso y agilidad, la cosa hubiera pintado mejor. Ni gusta ni deja de gustar. Fácilmente prescindible.
Kaori
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow