Obsérvese cómo garrapiñan los protagonistas masculinos de «Rescate», entretenido filme dirigido por Ron Howard. Y es que los dineros cuesta mucho ganarlos y, uno por intuición y otro por ambición, ninguno quiere soltar la bolsa. Si es que el dinero te nubla el entendimiento.

O no. Porque, bromas a parte, hay que reconocer que el magnate de la aviación Tom Mullen se deja llevar por una sangre fría que puede incluso malinterpretarse. El tan apasionante «pensamiento lateral» está representado aquí a través de un padre que sufre el secuestro de su hijo y a quien le piden un rescate de dos millones de dólares. Los acontecimientos seguirán su curso hasta que tome las riendas de la situación, en contra de pronósticos, consejos y esposas llorosas, y se mantenga en una decisión de la que podríamos estar discutiendo horas. ¿Seguridad o riesgo? ¿Locura o lógica? ¿Correcto o incorrecto? Antes de criticar a Mullen, medítalo, porque todo el argumento es más inteligente de lo que a simple vista parece.

Rene Russo como la madre en apuros y Mel Gibson como padre desesperado forman el matrimonio que se tambaleará ante la crisis que les viene encima, junto con un Gary Sinise del que es mejor no concretar nada sobre su personaje. Gibson estuvo nominado al Globo de Oro por este papel, así que me uno a las buenas críticas porque realmente está estupendo; además, para más envidia de los espectadores masculinos, hace alarde de una fotogenia que tengo que destacar. En ese video de inicio o cada vez que los periodistas enfocan a Mullen, su rostro irradia un gancho brutal, un carisma contagioso. Adorable.

La película mantiene un tono aceptable durante todo su desarrollo, si bien, por algún motivo incomprensible, da sensación de lentitud y provoca cierta impaciencia, sobre todo porque puede pensarse que hay una trama oculta que se desvelará de forma apoteósica. No es así. Correcta aunque previsible. Se pasa un buen rato.