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España España · Málaga
Voto de Kaori:
4
Drama Chris Gardner (Will Smith) es un vendedor brillante y con talento, pero su empleo no le permite cubrir sus necesidades más básicas. Tanto es así que acaban echándolo, junto a su hijo de cinco años (Jaden Smith), de su piso de San Francisco, y ambos no tienen ningún lugar al que ir. Cuando Gardner consigue hacer unas prácticas en una prestigiosa correduría de bolsa, los dos protagonistas tendrán que afrontar muchas adversidades para ... [+]
24 de septiembre de 2016
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Veo que esta película levanta ampollas. Yo la tenía pendiente desde hacía tiempo por recomendación de mi familia, que anda dividida entres quienes la odian y quienes la aman.

Como les comentaba yo a mis parientes, no es incompatible la solidaridad que inspira ver a un hombre y su hijo sin casa y sin dinero en una situación que nadie querría para sí mismo, con el mensaje mucho más importante y global de la historia: la defensa a ultranza del sueño americano neo liberal. Todos sabemos que ser pobre es duro, que el dinero en este mundo que hemos construido es necesario; desde luego que ser millonario no es un crimen y por supuesto que todos nos sentiríamos más felices sabiendo que nuestro futuro y el de nuestros seres queridos está asegurado con unos buenos ingresos económicos. Esto es evidente y es legítimo querer progresar, querer mejorar. Sin embargo, «En busca de la felicidad» va más allá de eso y promulga de forma descarada e incluso vergonzante los mayores defectos, las mayores lacras de lo que supone el éxito monetario y el capitalismo en su máxima expresión.

Según el protagonista Chris Gardner, su mujer Linda es «débil». Esto es crucial para entender la historia. Así pues, los débiles fracasan, los fuertes triunfan. No solo es que la vida sea así, es que debe ser así, y esto es tremendo. Por mucha azúcar con la que se pretenda disimularlo, «En busca de la felicidad» nos muestra un mecanismo social despiadado, egoísta, ambicioso y competitivo en el que rige la ley de la jungla. De hecho, para que quede bien claro que en esa jungla los «fuertes» son el modelo a seguir y los «débiles» merecen quedar por el camino, la película nos muestra a una clase alta y rica que es un techado de virtudes: todos son encantadores, amables, corteses, empáticos, se preocupan por el primer afroamericano que llame a su puerta para venderle un plan de inversiones, lo llevan en su descapotable y lo sientan en su palco junto con su hijo, el pequeño Timmy. Frente a este grupo de personas maravillosas y felices por el mero hecho de tener dinero, están los pobres y descastados, los inmigrantes y los outsiders, que se dedican sistemáticamente a ponerle la zancadilla al protagonista de una u otra manera. ¿Casualidad? Lo dudo.

La película cuenta con un Will Smith convincente y emotivo, pero a mí quien de verdad me ha conquistado es el nene Jaden Smith, que está hecho un encanto. Realmente no se hace pesada y puede que su mayor virtud no sea su capacidad de emocionar, sino la de hacernos pensar y movernos al debate.
Kaori
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