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España España · Málaga
Voto de Kaori:
6
Comedia Juana (Concha Velasco) y Francisca (Amparo Soler Leal) están sirviendo en el moderno chalet automatizado de los Stevens, un matrimonio estadounidense afincado en una urbanización en España, donde sólo residen norteamericanos. Las dos tienen novio o algo parecido: uno es transportista con motocarro propio (Alfredo Landa) y el otro es huevero (Manolo Gómez Bur). Y ambos con un concepto posesivo y machista de lo que deben ser las ... [+]
13 de noviembre de 2016
12 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Comedia españolísima de 1967 de la mano del maestro José María Forqué. La vida laboral y sentimental de dos señoritas de servicio en casa de unos norteamericanos es la base para una historia que, por encima de todo, es divertidísima. Y, ya se sabe, si una comedia hace reír, hay que valorarlo.

«Las que tienen que servir» es un plato envenenado que bajo una clara defensa de la España franquista esconde una sátira desternillante sobre la españolidad, aunque también sobre el americanismo. A modo de zascas, aquí se reparten tortas a todos. A los norteamericanos por soberbios, por manipuladores, por sus miserias bien escondidas, por ese liberalismo en el que «se trabaja hasta que te da un ataque al corazón». La crítica sigue vigente en nuestros días, con un modelo de vida anglosajón que se caracteriza por el estrés y la competitividad. Aunque, ojo, que a los españoles nos toca la patada en la espinilla de la cobardía, del torito bravo que amenaza con pegar a la mujer, sin llegar a hacerlo nunca, y se desenvuelve como un vago, un paleto y un celoso. Macho made in Spain. Eso sí, las bromas, aunque sea caricatura, con el maltrato doméstico resulta algo muy delicado.

Frente a estos hombres, ellas, las santas mujeres españolas, demuestran una dignidad que ya quisiera para mi género. Fuertes, decididas, orgullosas, tan dóciles como rebeldes, tan agresivas como pacíficas, las señoritas que tienen que servir, «en una casa o a un hombre», nos dan una lección de feminidad, para muchos retrógrada pero en mi opinión sincera.

Los actores están todos espectaculares y en concreto Manolo Gómez Bur se sale de la pantalla, «si no es como persona, al menos sí como huevero». Concha Velasco es un vendaval, Amparo Soler Leal tiene un humor irónico impagable («eso no, ¡que es un hombre!»), Alfredo Landa es un crack, ya lo sabemos, y José Sazatornil personifica aquí la elegancia española. Visca Catalunya.

Eso, visca.
Kaori
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