He llegado a esa conclusión, posiblemente cierta, tras ver «Nosferatu» y descubrir su elevada nota media en la página. Luego me pongo a revisar algunas críticas y leo alabanzas de toda índole sobre la belleza de las imágenes, la composición, la técnica de iris o cache, y las sombras, dicen que expresionistas, del vampiro Nosferatu. Más tarde, al día siguiente, repaso la nota de «Nosferatu: vampiro de la noche». Y entonces me quedo pensando y me doy cuenta de que tiene que ser esa la única posibilidad: que no entiendo de Cine.

Así que como yo no sé de Cine, diré aun a riesgo de fusilamiento público que «Nosferatu», película muda de 1922, es un trabajo curioso, esforzado, original y hasta de argumento interesante, pero que está bastante lejos de ser una obra maestra por sus evidentes limitaciones. Quizá el fundido en negro quede muy bonito y sea una técnica muy cuca, pero que se valore eso y alguna virguería más puramente teórica por encima de otros logros y otros avances en interpretación, fotografía, dirección, medios técnicos, efectos especiales, diálogos, planteamientos, emociones y sentido artístico es lo que no comprendo. Desde luego, reconozco su condición de pionera en el Séptimo Arte, pero por ser la primera, no va a ser la mejor.

Para ignorantes como yo en materias cinéfilas, les recomiendo el remake de Herzog de 1979. Lo que pueda haber aportado Murnau, Herzog lo supera con creces. Aunque, bueno, ya sabéis que yo no entiendo de Cine.