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España España · Málaga
Voto de Kaori:
9
Drama. Intriga Texas, año 1963. Butch Haynes (Kevin Costner) es un peligroso e inteligente asesino que se ha escapado de la cárcel en compañía de otro preso. Durante la huida ambos se ven obligados a tomar como rehén al joven Philip (T.J. Lowther), un niño de ocho años que vive con su devota madre, Testigo de Jehová, y sus dos hermanas. El Ranger Red Garnett (Clint Eastwood) y una criminóloga (Laura Dern) irán sobre la pista de los fugados, al tiempo ... [+]
3 de mayo de 2012
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿No es paradójico pensar que en un mundo perfecto Butch y Philip nunca se hubieran encontrado? ¿Y acaso esto no hubiera sido una tremenda imperfección?

Da un poquito de lástima ver toda la admiración que parecen despertar algunos criminales que pululan, a cual más miserable, por el celuloide, y sin embargo haya otros, dignos de todo nuestro respecto, que pasen desapercibidos. Puestos a admirar a alguien, admiremos a Butch Haynes: asesino, delincuente, carne de presidio, fugitivo y secuestrador. Ahí es nada. Lo que le diferencia del resto es que él sí tiene una sólida historia detrás que explica su presente y le humaniza; una historia amarga que sirve para buscar y encontrar los orígenes del crimen, mientras se disecciona al criminal y lo muestra tal cual es.

Y una vez diseccionado hasta las entrañas, vemos sobrecogidos que este asesino encantador es esencialmente bueno, con una bondad casi instintiva. Lo que podría ser polémico, resulta completamente creíble gracias a la construcción del personaje y de la trama. Tanto es así, que nos sentimos abocados a quererle, como le pasa a Philip. Le queremos por el hombre que es a pesar de las circunstancias, sin darse cuenta, y por el hombre que pudo haber sido en un mundo perfecto.

Kevin Costner está inmenso; tan inmenso que estremece cada minuto que aparece en pantalla. Son ya antológicas algunas de sus escenas (impresionante la del baile), diálogos y hasta vestuario, con las gafas de sol bien puestas y el cigarrillo pegado a los dedos. T. J. Lowther cumple perfectamente con su personaje de niño reconvertido a fantasma, terrible voz de la conciencia del adulto Butch. Ambos consiguen la mejor Road Movie que recuerde, con un viaje tragicómico que dura en realidad toda una vida.

Clint Eastwood, por fin, da en el clavo gracias al buen guión con el que cuenta, aunque a su estilo le sigue faltando intensidad y un poco más de elegancia a la hora de recalcar ciertas ideas; el desenlace, por ejemplo, es una provocación desmesurada al llanto. Yo caigo, desde luego, consciente de sus intenciones, y se lo perdono porque no podemos andarnos con pequeñeces cuando estamos ante lo grandioso. Laura Dern, y eso no se lo perdono, sobra por completo.

Bella e inolvidable película de carreteras limpias y solitarias; campos idílicos donde echarse a dormir, máquinas del tiempo con la música al máximo, cohetes espaciales en forma de helicóptero, un sol resplandeciente, un cielo azul y una Alaska convertida en paraíso.

Dicho así, ¿no suena todo perfecto?
Kaori
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