Tengo que empezar con spoiler. Baja y lee, que voy a desahogarme.

«G.I. Joe: la venganza», hemos aprendido a escribir el nombre y ahora todo va a mejor. Me dicen por ahí que no es cierto, que esta segunda entrega es mucho más floja, pero qué voy a deciros, a mí me ha entretenido más. Puede que tenga que ver el hecho de que hay menos flipadas, excepto la escena de las cuerdas y las montañas, que algún día se estudiará como ejemplo de guapura actioner (terminología by Kaori). También es posible que me interese mucho más la trama de Storm Shadow y su antagónico Snake Eyes.

No recuerdo qué ocurrió en la primera «G.I. Joe», tampoco me importa, pero lo que me quita el sueño es que Lee Byung-hun se me pasara desapercibido. Tiene que haber alguna clase de explicación. Aquí lo he visto arrebatador. Un surcoreano de cuerpo definido en músculo que tiene un combate medio desnudo y mojado que será difícil de olvidar. Por él, claro, no por otra cosa.

La versión palomitera de «Misión Imposible», sí, sí.