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España España · Málaga
Voto de Kaori:
7
Cine negro. Intriga. Thriller En la ciudad de Los Angeles un agente de una compañía de seguros (Fred MacMurray) y una cliente (Bárbara Stanwyck) traman asesinar al marido de esta última para así cobrar un cuantioso y falso seguro de accidentes. Todo se complica cuando entra en acción Barton Keyes (Edward G. Robinson), investigador de la empresa de seguros. (FILMAFFINITY)
29 de junio de 2013
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bravo por Wilder. No me explico que sea un director tan aclamado por sus irregulares comedias, siendo en el cine negro donde ha hecho sus mejores trabajos. «Perdición» es el ejemplo de ello, película que tiene el mérito, al igual que lo tiene «El halcón maltés», de marcar un género de manera indeleble.

Mujer fatal que creó escuela. La encargada de ser la perdición de un hombre es Barbara Stanwyck, actriz que no es, y eso hay que reconocerlo, nada guapa, y menos de rubia platino, pero la señora Stanwyck tiene «algo» que no podemos describir ni precisar y que resulta muy tentador. Será que tiene cara de mala, que las gafas de sol le sientan de maravilla o que la imaginamos muy sexual, quién sabe. Femme fatale que juega con los roles femeninos y masculinos a su antojo; llora, se hace la frágil y pide la protección de su amado, al mismo tiempo que besa con pasión, mata sin pestañear y domina las situaciones a golpe de miradas demoledoras y toallas que envuelven un cuerpo desnudo al sol. Phyllis Dietrichson es una reina de la manipulación, pero terminaremos descubriendo, en una escena cumbre y maravillosa entre estos dos amantes destructivos, que él es más fatal que ella.

Él es Fred McMurray, actor que clava su interpretación de Walter Neff, vendedor de seguros en el calor de Los Ángeles. Observemos cómo modifica su actitud, su expresividad, sus movimientos, a medida que avanza la trama y deja de ser un señor liviano e irresponsable que sólo busca una buena comisión y una alegre aventura. Es verdad que el guión tiene que permitirse la licencia de que este hombre se enamore locamente de Phyllis en día y medio, pero esto es sólo el punto de partida para una trama criminal inesperada y juiciosa hasta el más mínimo detalle... aunque ellos mismos no se den cuenta. Edward G. Robinson completa el trío protagonista haciéndolo tan bien como sólo Robinson puede hacerlo: genial.

Diálogos inteligentes, protagonista narrando los hechos de la forma más arquetípica y negra posible, un desenlace potente y una historia atractiva, aunque sobran algunas escenas con personajes secundarios que, supongo, quieren dar algo de entidad psicológica, como lo relacionado con Lola Dietrichson, quien, por otra parte, hará unas revelaciones asombrosas. No se puede decir más.

Gran película. Gran crimen. Gran Wilder.
Kaori
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