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España España · Málaga
Voto de Kaori:
9
Drama En 1948, tres años después del final de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), cuatro jueces, cómplices de la política nazi de esterilización y limpieza étnica, van a ser juzgados en Nuremberg. Sobre Dan Haywood (Spencer Tracy), un juez norteamericano retirado, recae la importante responsabilidad de presidir este juicio contra los crímenes de guerra nazis. (FILMAFFINITY)
7 de diciembre de 2012
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Y setenta años después, seguimos haciéndolo. Alemania se encuentra irremisible y fatídicamente unida a su pasado como muy pocas naciones del mundo lo están. No es la derrota lo que arrastran: es el peso de la culpa, siempre presta por asociación de ideas a estallarle de nuevo entre las manos.

Película madura, pétrea, contundente, objetiva y apasionada al mismo tiempo. Imposible no verse inmiscuido en los dilemas, los debates y las ideas que se desarrollan en pantalla, con unos alemanes, conscientes de sus pecados, pidiendo olvidar, y unos americanos dispuestos a que nadie, desde su punto de vista, quede impune. Así, la cámara se mueve de forma acertadísima para mostrar todos los ángulos de un juicio no exento de polémica. Un juicio que es, antes que nada, un juicio moral, y me pregunto si es realmente correcto utilizar el sistema penal para condenar la falta de ética en un acusado, máxime si tenemos en cuenta temas tan peliagudos como las responsabilidades, la jerarquía o el cumplimiento de las leyes. De hecho, el juez Haywood sustenta su fallo en aspectos filosóficos, éticos, incluso religiosos en un sentido amplio, pero no en leyes, que es lo que prima en todo proceso jurídico. ¿En serio está tan claro el veredicto? Yo no lo creo.

Interpretaciones de altísimo nivel, bocados de maestría en cada intervención de cada uno de los actores. En realidad todos merecían un Oscar pero, como eso es imposible, se tuvieron que conformar con uno solo y le tocó al más joven e inexperto, un Maximilian Schell derrochando carácter germánico en el papel del abogado defensor del acusado Ernst Janning. Sus argumentos son brillantísimos y retuercen la conciencia y las neuronas como quizá ningún otro en la película. Para lo de Montgomery Clift ya no hay ni palabras. Y para Burt Lancaster, tampoco. Genios.

Por cierto que en un momento dado uno de los personajes de «¿Vencedores o vencidos?» emplea el término «Crímenes contra la humanidad», idea que siempre me ha resultado incomprensible y bastante indigna. Creo sinceramente que TODO crimen es contra la humanidad. Todo. Que no se nos olvide.

Clásico maravilloso, de obligada visión. Elegante y necesario.
Kaori
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