No cualquier trabajo, desde luego. Un robo. O más bien un robo por duplicado, aunque mejor no seguiré hablando del tema que, en estos casos, no conviene dar muchos detalles.

La lástima de «The italian job» es que no cuente con unos actores de los carismáticos, con un atractivo inconsciente, de esos héroes que son más que meros personajes y se convierten en referencias. De entre los protagonistas, destacan, claro, Jason Statham, dicen que «el guapo», y Mark Wahlberg, increíblemente musculoso aunque no se quite nunca la camiseta y con un personaje, Charlie, que resulta de lo más caballero. En el terreno femenino, ahí está una guapísima Charlize Theron, con un rostro cándido donde los haya. Curiosísimo, dentro del grupo, el experto en explosivos, que se quiere venir a un cortijo andaluz a pasar el resto de su pacífica vida. Anda que no.

Las historias de robos siempre tienen muchísimo gancho, y esta en particular cuenta con unos ladrones divertidos, inteligentísimos y simpáticos, así que la única opción que te queda es apoyarles en su misión y desear que salgan todos bien librados. El tono jocoso, irrelevante y aventurero no la perjudica, ya que la convierte en un producto fresco, dinámico y entretenido, bien llevado en su mayor parte. Incluso se le permiten algunas licencias en el terreno de la acción, como lo del metro en plena ciudad o las bastísimas habilidades del informático, que prácticamente soluciona todos los inconvenientes.

En cambio, esas secuencias esquematizadas por ordenador, no sé a qué vienen. La banda sonora tampoco es de mis favoritas, pero bueno. Y dejemos a parte el retrato que dan de las mujeres que van apareciendo, excepto la protagonista, de una simpleza que asusta. A este respecto, yo quiero saber cómo puñetas Rob «el guapo» se liga en un minuto a la técnico de televisión. Que nos lo enseñen.

En fin, aceptable, para pasar el rato.