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España España · Málaga
Voto de Kaori:
4
Thriller Un respetado abogado americano (Fassbender) decide participar por primera vez en una operación de tráfico de drogas en la frontera mexicana con el fin de conseguir dinero para casarse con su novia (Penélope Cruz). Sus contactos con los cárteles son Reiner (Javier Bardem), un capo de la droga muy enamorado de su chica, la sexy y ambiciosa Malkina (Cameron Diaz), y Westray (Brad Pitt), un intermediario amigo suyo. Primer guión ... [+]
2 de diciembre de 2013
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Admito que me he quedado muy sorprendida con el aluvión de malas críticas y con la bajísima nota que aparece, de momento, en la página. Es verdad que yo tampoco he salido muy satisfecha del cine, pero lo mío es a parte.

Ridley Scott es el primero, sin embargo, que esta vez no decepciona. Últimamente, me acuerdo más de sus errores que de sus éxitos, así que, en comparación, al Ridley de «El consejero» le he encontrado sobrio, serio, estético y elegante a pesar de las amputaciones y el Ferrari amarillo, escena ésta última que me provocó sonoras carcajadas en plena sala de cine por la situación y la forma de contarla de Bardem. Respecto al reparto, también destacable, el más grandes es Fassbender, un actor lleno de talento, de colosal presencia escénica, y con un momento cama y sábanas blancas, a todas luces innecesario, que te toca muy adentro. Cameron Diaz, la guepardo humana, la cazadora implacable, tiene un look muy impactante pero su personaje, a poco que lo pensemos, resulta un recurso banal a un tema tan complejo como el tráfico de drogas. Javier Bardem y Brad Pitt muy correctos, y a la otra que queda prefiero no nombrarla. Ahora entendemos con toda claridad la palabra «enchufe».

¿Cuál es el problema, entonces? Pues supongo que el guión, escrito por Cormac McCarthy. Los diálogos son la base primordial de «El consejero», quedando la acción, la historia e incluso los personajes construidos y reconstruidos a vuela pluma, con opacidad, sin entrar en detalles personales que, según el guionista, no tienen importancia. No puedo asegurar que esto sea malo por sí mismo, pero lo que sí es evidente es que las conversaciones de McCarthy carecen de sinceridad y fluidez narrativa dentro de la trama, sólo preocupada en hacer grandilocuentes discursos que con menos y más concisas palabras hubieran sido mejores. Llama mucho, demasiado, la atención que hasta los camareros de una cantina mexicana te suelten una reflexión sobre la muerte, con todos mis respetos a los camareros de cantinas mexicanas; ni qué decir tiene que los narcos son todos filósofos, por supuesto. La idea sobre los actos y las consecuencias me parece acertada, pero no así el entramado de intereses criminales, que llega a un punto que no hay quien lo explique, y el retrato pobre y desde luego desaprovechado del narcotráfico en México. Con una temática tan potente, se podría, y se debería, hacer algo con más ímpetu y sentido.

Hubiera estado dispuesta a aprobarla, más por su imagen rara y misteriosa que por su fondo, pero el final, algo abrupto y en la línea de oscura verborrea que aparece en toda la película, me invita a castigarla, no sin cierta pena. Quizá requiera de un segundo visionado.
Kaori
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