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España España · Málaga
Voto de Kaori:
7
Aventuras. Acción Tras la muerte del magnate británico del petróleo Sir Robert King en un atentado en el cuartel general del MI6, su hija Elektra hereda sus fabulosos yacimientos petrolíferos del mar Caspio. El agente 007, que se siente culpable de la muerte de King, se convierte en el guardaespaldas de Elektra. Su astronómica fortuna atrae no sólo la atención de la prensa internacional, sino también la del asesino, un hombre con una bala alojada en el ... [+]
16 de noviembre de 2012
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las entregas más dignas de la saga Bond rozando, sin embargo, el aprobado. No me lo explico, sobre todo cuando algunos la califican como la peor de 007. Aquí alguien se ha tenido que olvidar de algo.

En realidad «El mundo nunca es suficiente» puede ser tan buena o tan mala como cualquier otra si tenemos en cuenta la abundante y liosa trama, los artilugios para matar a Bond, su promiscuidad descarada y una Denise Richards que parece más bien un monigote que sólo habla para soltar la frase que demuestre lo mucho que sabe de ingeniería. ¿Por qué es mejor que otras, entonces? Pues por el villano, interpretado por un gran Robert Carlyle, casi irreconocible, y que se ha convertido, hoy por hoy, en mi enemigo favorito de Bond: Renard, el Anarquista.

Que deslumbrante, romántico y trágico todo lo que le rodea. ¿Cómo es posible que su sombría historia pase tan desapercibida? ¿Será que su amor se hace imposible? ¿Que no se comprende? Con una bala en la cabeza, tan duro, tan fuerte, tan insensible al dolor físico y, sin embargo, capaz de desgarrarse de tristeza; un diablo para el mundo, pero amante y leal para su amada, su incondicional amada, su bellísima amada que con un cubito de hielo le recuerda qué es el placer. Preciosa escena, conmovedora escena, de un erotismo que traspasa la pantalla y se nos queda grabado en la memoria. Sophie Marceau, guapísima, es posiblemente una de las mejores chicas Bond. Y que gran estilismo que lleva. Impecable.

Incluso el argumento no es tan descabellado (aunque sí megalómano) como en otras películas, en el que subyace un drama inmenso que humaniza la historia. Por el contrario, creo que Bond está más frío, impasible e injusto que nunca. Su debilidad para con el personaje de Elektra se convierte, a la postre, en un arma de doble filo que desemboca en absoluta desgracia a través de determinante secuencia en la que James Bond, aunque él no lo crea, sí que falla.

De lo mejor de 007, no hay duda.
Kaori
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