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España España · Málaga
Voto de Kaori:
8
Romance. Comedia Rose y Gregory, ambos profesores de la Universidad de Columbia, entablan una relación sentimental. Sus puntos de vista son distintos. Gregory cree que las relaciones sexuales pueden arruinar su vida, pero Rose opina lo contrario... Remake de la película francesa "El espejo tiene dos caras", de 1958. (FILMAFFINITY)
4 de abril de 2014
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hablemos sin complejos: quién no sueña con que un Jeff Bridges de a pie se enamore perdidamente de nosotras por nuestras virtudes interiores. Pero, ¿el sueño consiste sólo en eso? Pues no, amigos, porque nadie se atreve a admitir que el sueño, así, está incompleto. Lo que realmente soñamos las mujeres del mundo es que nuestro Bridges personalizado reconozca, además de nuestro buen fondo, nuestro exterior. Queremos que el amado se muera de deseo por nuestro físico, aunque seamos adefesios. Esa es la verdadera fantasía.

Fantasía que Barbra Streisand ha cumplido con «El amor tiene dos caras», película que puede ser una manipulación completa, estar dirigida principalmente a mujeres o incluso incurrir en trampas descaradas, como eso de que la buenecita de Rose no se fije en el-bello-por-dentro de su pretendiente anterior, sino en el-bello-por- fuera del profesor Gregory.

Sí, vale, es cierto, pero es que la historia es cálida, bonita, romántica en el sentido amoroso de la palabra, y la protagoniza una pareja encantadora que construye una relación creíble, sólida y con una tensión sexual palpable; a mi esas dos camas me recuerdan un pelín a «Sucedió una noche», cinta que la propia película homenajea incluyéndola en un par de escenas, lo que no es casualidad. Tiene, además, momentos divertidísimos, yo al menos me parto de risa con Greg, y el final es de esos que emocionan: simpático, delicado y apasionado, para seguir fantaseando en medio de una carretera en la que acaba de amanecer.

Por si fuera poco, el casting cuenta con nada más y nada menos que Lauren Bacall, esa gran dama del cine que sigue siendo «la mirada», y con un Jeff Bridges que está insuperable como hombre tímido, asustado, inseguro y macho alfa, objeto de deseo de todas y objeto sexual de unas cuantas, que a mi me tiene enamorada por completo; puede que donde más arrebatador esté, o es que el chaleco y la pajarita (y los vaqueros, y el polo, y el pijama... o «una bolsa de basura») le queden que ni pintado. Encima, suenan Rachmaninov y Puccini, y el «I Finally Found Someone» en un dueto de escándalo que perdió el Oscar a la mejor canción inmerecidamente. ¿De verdad se necesita más para que una película sea buena?

A mi esta fantasía me encanta. Me toca la fibra sensible. ¿Seré demasiado soñadora?
Kaori
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