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España España · Málaga
Voto de Kaori:
3
Animación. Fantástico. Aventuras. Comedia Riley es una chica que disfruta o padece toda clase de sentimientos. Aunque su vida ha estado marcada por la Alegría, también se ve afectada por otro tipo de emociones. Lo que Riley no entiende muy bien es por qué motivo tiene que existir la Tristeza en su vida. Una serie de acontecimientos hacen que Alegría y Tristeza se mezclen en una peligrosa aventura que dará un vuelco al mundo de Riley. (FILMAFFINITY)
28 de noviembre de 2015
15 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya está aquí la última obra maestra de Pixar. Le han puesto un título tan original como «Inside Out», «Del revés» en español, lo que ya es un mensaje subliminal sobre la mediocridad de la película. Leo las decenas de críticas místicas sobre «Del revés» y me dan ganas de quitarme de encima toda el azúcar glas con melaza que se me pega al cuerpo y a la mente con cada diez y cada oda a la película. Mira que soy dulzona, pero esto es demasiado.

Porque, seamos sinceros, «Del revés» es cursi. Y no hay nada que me moleste más que la cursilería. Ser cursi no es ser tierno, dulce, amoroso o infantil. Es ser «Del revés». Es ser como Alegría, uno de los personajes de animación más insoportables que recuerde. Eso es ser cursi. Esta emoción es... bueno, no tengo palabras: es insufrible, es una repelente. Es cursi. Así, todo. La película es intrínsicamente cursi, desde el inicio hasta el final, en cada palabra, color, chillido, bostezo, sonrisa, lágrima, idea y personaje. Desde la familia al «american way of life» hasta la niña jugadora de hockey; desde el pelo azul de Alegría hasta la cola del amigo imaginario; desde las bolas con los recuerdos hasta los bichitos en plan bacteria que los eliminan; desde las Islas de Personalidad extra típicas hasta el cohete con motores de arco iris (sin comentarios).

Esto es una explosión de sentimentalismo de golosina, de algodón de azúcar gigantesco, de buenismo y corrección psicológica para adultos hartos de sermones que no quieren sentirse culpables al acudir a ver una peli de animación y que pueden decir luego lo compleja que era porque se «retrata» el funcionamiento de la mente. Por favor. De alguna manera retorcida, tiene sentido que en estos cerebros animados no haya neuronas. ¿Qué cursilada es esa de la Alegría dominándolo todo? Falso. Pero, como he dicho, lo peor no es que sea falso: es que es cursi. Luego viene la moraleja final con la entrañable Tristeza para contarnos algo evidente que ya sabemos los adultos y que los niños no entenderán, porque ningún crío se va a enterar de nada de «Inside Out» y además se va a aburrir de lo lindo.

Claro, me argumentaréis que todo está simplificado, que es una metáfora, que son principios básicos... Vale, básicos, ¿de qué? ¿Para qué? ¿De verdad los mayores hemos aprendido algo con «Del revés»? ¿En serio? ¿Podremos explicar el funcionamiento básico del cerebro a partir de esta película? ¿Lo hará un niño? Tampoco importa. El aprendizaje puede quedar en un segundo plano si la historia en sí tuviera gancho y solidez, y esta no la tiene: las vivencias de una persona de once años no pueden explicarse con los límites de cinco emociones.

Lo mejor es la parte del pensamiento abstracto, que sí me ha parecido didáctico. El resto fluctúa entre el aburrimiento, lo insípido y el ligero entretenimiento. Olvidémosla.
Kaori
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